Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
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Las películas de Hollywood les han pintado siempre como grandes luchadores con poderes sobrehumanos pero nada más lejos de la realidad. Los ninjas eran grandes luchadores sí, pero cuando no estaban en misiones de espionaje vivían como humildes granjeros. El arte ninja está casi desaparecido pero todavía quedan algunos viviendo según las tradiciones.

Genichi Mitsuhashi es un ninja moderno, capaz de pasar desapercibido, cortar troncos con absoluta eficacia, cultivar verduras en jornadas de seis horas desde el amancer, estudiar con el objetivo de alcanzar el grado de maestro, y entrenar, que ese es uno de los sentidos del arte que practica, el ninjitsu.

Genichi tiene 45 años y es maestro de un joven alemán de 19, Henry Kurze, que ha viajado hasta la ciudad japonesa de Iga para convertirse él mismo en un joven ninja.

Mucho más que espionaje, artes marciales y defensa personal

Genichi y Henry tratan de perpetuar un arte ancestral que lucha por no desaparecer, y que es bastante más que el mero aprendizaje de técnicas de defensa personal, su aspecto más llamativo y conocido en occidente.

Fueron espías y asesinos que destacaban en la guerra no convencional. Hoy hemos aprendido también su faceta de humildes granjeros capaces de estudiar y recoger arroz en el campo.