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La borrasca Bárbara ya nos ha dejado y este viernes el Retiro ha abierto sus puertas después de que se haya revisado todo el arbolado. No hay avisos de temporal para este fin de semana, pero llegan más frentes en los próximos días y el Ayuntamiento de Madrid ha decidido revisar todo el arbolado de la ciudad, ya que hace poco cayeron varios árboles azotados por la lluvia y el viento.

A golpes de martillo

Los técnicos del Servicio de Revisión y Evaluación Verde del Ayuntamiento seguían este viernes inspeccionando varios ejemplares en las calles y parques de Madrid. Cuando sospechan que algún árbol, como el chopo que inspeccionan, puede estar podrido, con un martillo se comprueba su estado y el sonido da mucha información.

“Con el sonido, según suene más agudo o grave, sabemos si está hueco y actuamos en consecuencia”, según explica Carlos González, encargado del Servicio de Revisión y Evaluación Verde

Caídos por Bárbara

De momento el olmo se salvará, aunque otro ejemplar en cambio será talado, pues ya frágil y seco, una rama se rompió por los vientos de la tormenta ‘Bárbara’.

Un árbol talado por los daños sufridos por la tormenta Bárbara | TELEMADRID

“Hay que tratar de que el riesgo se minimice, para que cuando vengan las situacuiones atmosféricas adversas los damos que pueda causar sean mínimos”, dice Antonio Morcillo, subdirector general de Conservación de Zonas Verdes.

Altura y preocupación

Los ejemplares que sufren más fracturas son los árboles urbanos, afectados por las sucesivas podas y las obras en la vía pública. “Se abren zanjas, se cortan raíces y si son gruesas la herida es más grande y no le da tiempo al árbol a cerrar esas heridas”, explica Maite Sánchez, técnico de arbolado del Ayuntamiento de Madrid.

El servicio Server se encarga del cuidado de los dos millones de árboles de titularidad municipal. Con atención a los puntos más sensibles. “Nos fijamos mucho en la diana –dice Sánchez- en si hay gente debajo o puntos como los parques infantiles”. Los árboles más altos son los que más preocupan, como los olmos, que son los más frecuentes en la capital.