Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
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Los asesinatos de niñas durante los primeros años 90 llegan al Teatro Valle Inclán con la obra 'Primera sangre'. Parte del asesinato de la niña burgalesa Laura Domingo, en unos años que directora María Velasco define como una pandemia generacional. La obra transita entre los hechos reales, la ficción y lo poético.

Un caso sin resolver

Un 8 de abril de 1991, la niña Laura Domingo, de 6 años, jugaba en un parque infantil cercano a su casa burgalesa. Un hombre de unos 30 años, según testimonios de los niños que estaban con ella, se la llevó de la mano.

Veinte días después, una pareja encontró su cadáver junto a un camino.

Laura jugaba en un parque con más niños. Un hombre de 30 años la engañó y se la llevó. Veinte días después, encontraron el cadáver de la pequeña

Fue un caso sobreseído, no hubo culpables, pero marcó a una generación. 'Primera sangre' indaga sobre ese y otros asesinatos similares, a través de dos amigas de la víctima, y sus efectos sobre una generaciones de niñas, con pinceladas de realidad y elementos fantásticos.

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Una zona de juegos, un arenoso descampado sirve de escenografía para lo que Velasco describe como un monumento poético a las víctimas, marcadas por el morbo y amarillismo de los medios de comunicación.

El montaje, un 'true crimen' poético, busca afrontar los hechos desde lo emocional, como un duelo en diferido. Y también es una reivindicación de la libertad sexual y la reclamación del espacio público.