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En unas fechas en las que se intensifican los viajes en avión, cada vez son más las personas que tienen miedo a volar. De hecho, uno de cada cuatro viajeros que suben a una aeronave padecen de aerofobia, término con el que se conoce a este miedo irracional que los expertos enseñan a superar.

La llegada del verano y las vacaciones aumenta los viajes en avión. Y lo que en un principio puede parecer un momento de alegría, para muchos es todo un suplicio.

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Diferentes estudios destacan que el 6% de los españoles sufre miedo a volar, e incluso hay estadísticas que lo disparan al 20%. Las profesionales lo achacan a la falta de información y al estrés.

"A la persona hay que darle información para sustituir pensamientos destructivos por lo que realmente está sucediendo"

No hace falta vivir una experiencia dramática así para padecer los síntomas propios de una fobia como la de volar: sudor, palpitaciones o taquicardias son el indicador de un miedo irracional que solo se combate con información.

"A la persona darle información para sustituir pensamientos destructivos por lo que realmente está sucediendo", explica Lourdes Carmona, comandante de líneas aéreas.

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Subir a un avión siempre implica nervios. El momento del despegue impone, pero lo que más vértigo da a los 6 de cada 10 españoles que padecen aerofobia es el aterrizaje. El avión se ladea, pero no es el viento el culpable.

"Nuestra técnica a emplear es ir de lado, hacer deriva con el aire y el viento que está viniendo", añade Lourdes Carmona.

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Asimismo, las turbulencias son propiciadas por fuertes corrientes de aire que debemos normalizar, pero nos avisan, siempre con el cinturón de seguridad.

"Como transitar con el coche por un camino mal asfaltado, donde hay turbulencias quiere decir simplemente que el aire es algo más turbulento por la distribución de presiones, pero es completamente seguro", explica la piloto.

Trece mil metros de altura dan vértigo a cualquiera, así que las técnicas de relajación y respiración son las mejores aliadas.