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La decisión de Bruselas de eliminar el veto total a los coches diésel y de gasolina a partir de 2035 ha sido recibida con satisfacción por fabricantes y vendedores de automóviles.

La Unión Europea mantiene el rumbo hacia una movilidad de emisiones cero, pero abre la puerta a la convivencia entre vehículos eléctricos, híbridos y de combustión, adaptando el calendario a las necesidades de la industria y al bolsillo de los ciudadanos.

Los vendedores consideran que esta medida es favorable porque reduce la incertidumbre del comprador a la hora de elegir vehículo. La Unión Europea frena así la apuesta exclusiva por el coche eléctrico y reconoce que su implantación total solo será posible con más incentivos, especialmente para la clase media.

La Comisión Europea elimina el veto a la venta de coches de combustión en 2035

Fabricantes y concesionarios coinciden en que el frenazo a una transición acelerada da margen para bajar precios, adaptarse al mercado y ganar competitividad frente a China y Estados Unidos.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles subraya que se necesita más tiempo para cumplir los objetivos climáticos sin poner en riesgo el empleo.

Un sector clave con más de 14 millones de trabajadores

Bruselas ha hablado de "flexibilidad" para adaptar un sector en el que trabajan más de 14 millones de personas en Europa.

La Comisión Europea mantiene su apuesta por la producción de un coche eléctrico utilitario a buen precio y por impulsar, a corto plazo, el despliegue de pequeños vehículos eléctricos fabricados en la Unión Europea, que se beneficiarán de los llamados "supercréditos".

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Objetivo: reducir un 90% las emisiones en 2035

El nuevo planteamiento fija para 2035 una reducción del 90% de las emisiones de CO₂ del parque automovilístico respecto a 2021, en lugar del 100% previsto inicialmente. En la práctica, esto supone que el 90% de los vehículos serán eléctricos, mientras que el 10% restante podrá compensarse mediante combustibles renovables sostenibles, biocarburantes, combustibles sintéticos o el uso de acero europeo bajo en carbono.

Según la Comisión, esta flexibilidad permitirá que los híbridos enchufables, extensores de autonomía, híbridos suaves y algunos vehículos de combustión sigan teniendo un papel más allá de 2035, junto a los coches eléctricos y de hidrógeno.

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Apoyo de los fabricantes y críticas desde el Gobierno español

La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha valorado de forma moderadamente positiva el paquete de medidas presentado por Bruselas, al considerarlo "un primer paso" hacia una transición más realista. La patronal destaca que, por primera vez, la Comisión reconoce la necesidad de neutralidad tecnológica y mayor flexibilidad en la descarbonización del transporte.

En el lado opuesto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha calificado la decisión como "un error histórico de Europa". Sánchez ha defendido que la competitividad solo se garantiza reforzando los compromisos climáticos y no debilitándolos.

La propuesta de la Comisión Europea deberá ahora ser respaldada por los Estados miembros y el Parlamento Europeo, en un debate que divide a gobiernos, industria y organizaciones ecologistas.