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La Virgen de la Dolorosa, que no pudo procesionar por la lluvia, salió a las puertas de la Basílica, en la calle Jesús, para recibir a su hijo, Jesús de Medinaceli.

Sin duda, uno de los momentos más esperados y sentidos de la Semana Santa madrileña. La Lira de Pozuelo acompañó este momento de tanta pasión.