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A partir de este fin de semana los madrileños dormiremos una hora más. También tendremos la sensación de que los días son más cortos a medida que avance el invierno debido a las horas de luz.

El cuerpo humano necesita varios días para acostumbrarse al cambio horario. En el interior del organismo tenemos una serie de relojes que pueden ser más delicados en el caso de niños o personas mayores, que pueden tardar de dos a tres semanas para adaptarse a este cambio.

El cronotipo de cada persona define sus hábitos del sueño y se agrupan en dos tipos. Los búhos, aquellas personas cuya actividad es más intensa por la noche y las alondras, aquellas personas que se despiertan temprano y con energía.

Una de las recomendaciones de cara al cambio de hora es habituarse paulatinamente planificando durante dos o tres semanas previas la adaptación a este cambio, por ejemplo, acostándose antes para coger mejor el sueño.