Amadeo Lázaro, el tabernero más longevo de Madrid: "He descubierto la belleza de lo no elegido"
- Con más de 80 años como tabernero al frente de Casa Amadeo-Los Caracoles, sigue al piel del cañón sirviendo los mejores caracoles de Madrid
- Nos vemos en el bar: Bares castizos
Parada obligatoria si visitas el Rastro. Y si visitas Madrid también. Casa Amadeo-Los Caracoles es una taberna de cocina tradicional española fundada en 1942. Toma el nombre de su dueño, Amadeo Lázaro, quien lleva más de 80 años regentando este local y es el tabernero más longevo de la capital.
Asegura que gracias a la suerte, este burgalés se ha convertido en uno de de los mejores taberneros de Madrid. "Esto obedece al azahar. He descubierto inesperadamente con mucho contento la belleza de lo no elegido. Porque también para la suerte de a los que no se les reconoce el derecho de elección encuentran belleza sobrada a las cosas aceptadas", explica.
Nos vemos en el bar: Bares castizos
Con los caracoles como especialidad, Casa Amadeo da buena cuenta de ellos los domingos de Rastro ya que pueden servir entre 40 y 50 kilos. En un día normal la cifra baja aunque también se queda alta: entre 15 y 20. Aunque Amadeo ya no ejerce "el arte del taberneo" siempre pasea por las mesas saludando a conocidos.
Este plato se elabora según la receta original de su madre pero retocada con el paso del tiempo. Los caracoles, de tamaño considerable, pasan un tiempo en el guiso cocinándose junto a especias, jamón, chorizo y codillo. Tampoco falta el toque picante a la elaboración.
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El burgalés recalca la obligatoriedad de untar el pan en la salsa, puesto que "en la cocina, como en la vida, lo mejor es la salsa". Además de este plato, la oferta en Casa Amadeo la completan platos castizos y tradicionales de la gastronomía española: croquetas, morcilla, torreznos, callos, oreja, zarajos, manitas, lacón y un largo etcétera de guisos y fritos. También incluyen postres caseros como el arroz con leche y los pestiños.
En plena plaza de Cascorro, en el barrio de Lavapiés, tres de sus hijos, la tercera generación de la familia, mantiene abierto uno de los bares más castizos de Madrid. Dispone de dos amplias barras, tres salones y una terraza en la mítica plaza.
