Quedan más de 500 corralas de Madrid. Son centenarias y fueron la forma de convivencia más castiza y tradicional de la capital. Patrimonio de la humanidad, muchas de ellas corren serio peligro de abandono. En muchas de ellas apenas quedan familias. En otras sí que han llegado mejores condiciones de vida y salubridad. Pero en general los vecinos de más edad sienten nostalgia de los tiempos en los que se reunían todos para celebrar fiestas y la vida en comunidad era más natural.