El hotel Viru se construyó en 1972 y en aquel entonces era el único edificio llamativo de Tallin. La última planta, la 23 (que no aparece en el ascensor) albergaba todo un centro de escuchas de la KGB. Subimos hasta ella (la entrada cuesta 10€ -8 para huéspedes-) y encontramos dicho centro tal cual lo dejaron los espías rusos en 1991, pocos meses antes del comienzo de la disolución de la URSS, convertido hoy en día en un curioso museo.