Vídeo: EVA S. CUESTA | Foto:Telemadrid
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Hace justo un año, Roxana vio "una ventanita abierta" y no dudó en saltar por ella. Con una sólida trayectoria como chef y directora de sala, emprendió en solitario para materializar un sueño: Taberna La Rox, un local en el que ha volcado toda su experiencia y personalidad, creando lo que ella define como una "neotaberna".

"Me tiré por ella, y digo, vamos a por ello", recuerda con determinación. Su concepto es una mezcla cálida y genuina de bar y restaurante, con un marcado objetivo: recuperar el espíritu de la barra tradicional.

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"Me gusta mucho hincar el codo porque parece que se nos ha olvidado. Las barras están para eso. Entonces hicimos también esa contrabarra, que no existía, pero para eso, para que aquí haya codo, meterte, cervecita, barullo y charleta".

La oferta gastronómica de La Rox refleja esa filosofía cercana y "de casa". En carta, platos contundentes y clásicos reconfortantes: torreznos, mejillones, ensaladilla rusa y, especialmente en invierno, el imprescindible puchero. "Ahora que hace un frío que no veas, pues ahora mola más. Creo que es una cocina muy dedicada a eso", comenta.

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El local no solo es su proyecto profesional, sino también el más personal. El espacio físico es un fiel reflejo de su esencia, lleno de contrastes calculados: suelos antiguos y mármoles conviven con elementos y un ambiente decididamente moderno.

"Yo siempre lo he dicho, dije desde el minuto que abrimos que esto es como una neotaberna. O sea, es una taberna con todas las cosas, toda la tradición de una taberna, pero luego es neo, es de este momento, de este mundo de ahora ", define.

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Para quienes prefieren una experiencia más relajada, La Rox cuenta además con una sala separada donde se puede tapear o disfrutar del menú del día. Así, el local se adapta tanto al bullicio de la barra como a la comida tranquila, siempre con el sello de una cocina honesta y un trato acogedor.