Operación policial para terminar con el "infierno" de los vecinos de la calle Cullera en Latina
Golpe a tres narcopisos: seis detenidos en una macrooperación
La calle Cullera, en el distrito de Latina, ha amanecido este jueves con una operación policial de gran envergadura que ha culminado con la desarticulación de tres narcopisos, la detención de seis personas y la incautación de grandes cantidades de estupefacientes.
La redada, que comenzó sobre las siete de la mañana y se prolongó durante casi seis horas con una docena de agentes de la Policía Nacional, supone un golpe a uno de los puntos negros del narcotráfico en la capital.
La intervención busca poner fin a una situación que los vecinos describen como un auténtico "infierno", una realidad que arrastran desde hace tiempo bajo la ley del silencio y la ley de la droga.
"Teníamos que lidiar con todo esto siempre. Venían a comprar", relata una vecina que vive el problema muy de cerca con su hija de apenas 6 años. La pequeña ha desarrollado su propio vocabulario para entender el entorno: "Otra vez van a venir los muertos vivientes, mamá", le dice. Para protegerla, su madre ha optado por una explicación: "Le digo que son extraterrestres".
La crudeza del día a día en la zona quedó marcada por un trágico suceso. "Ha habido una muerta acá también, sobredosis en la puerta de mi portal", confirma la misma vecina. Este hecho, sin embargo, ha actuado como punto de inflexión y aceleró la instalación de hasta dieciocho cámaras de seguridad que vigilan ahora la calle.
"Pusieron cámaras para vigilar precisamente. Es una zona un poco conflictiva y de drogas", comenta otro residente. La medida, según confirman, ha comenzado a dar resultados. "Ya tenemos las cámaras…, entonces cada vez que hay algo sospechoso, pues vienen", señala la vecina.
Uno de los aspectos más alarmantes de esta situación es su localización, a escasos metros de un colegio. El temor se ha instalado entre las familias. "Había miedo realmente, sí, un poco de miedo de que haya gente que trafica y demás cosas. La mayoría de los padres comentan eso", explica una madre, quien añade con preocupación: "Ya he pensado en cambiarla del cole".
La redada de esta mañana representa una luz de esperanza para unos vecinos que han soportado la degradación y la inseguridad constantes.
Aunque el trabajo policial es un paso crucial, los vecinos confían en que la combinación de esta acción contundente y la nueva vigilancia con cámaras devuelva la normalidad y la seguridad a su barrio, permitiendo que los niños, por fin, dejen de ver "muertos vivientes" y recuperen la tranquilidad que merecen.
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