Vídeo: EVA S. CUESTA | Foto:Telemadrid
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A simple vista, para cualquiera que circule entre Leganés Norte y la A-42. Kilos y kilos de basura se extienden por un paisaje devastado, una superficie que equivale a 200 campos de fútbol. Este es Prado Overa, el vertedero clandestino que se ha convertido en la pesadilla medioambiental y vecinal de Leganés.

Mari Carmen, presidenta de la Asociación de Vecinos de Leganés, es una de las portavoces de este desastre. "Tenemos uno de los vertederos más grandes de Madrid, 105 hectáreas. Llevamos bastantes años, varios lustros con esto", asegura con resignación.

La zona, un ir y venir constante de vehículos que aprovechan la desidia para verter, presenta un panorama desolador: entre la maleza sin desbrozar, se amontonan "colchones, baterías, cachos de coche, cajas de plástico, corchos, gomas, neumáticos, sillas...".

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El riesgo va más allá de lo visual. Una zona del pasto aparece ennegrecida y calcinada, la huella de un incendio pasado que evidencia el peligro latente. "Aquí ha habido incendios porque, aparte de ser una zona de pastos que no se está desbrozando, si a esto se le suma todos los escombros de todo tipo que se tira, incluso también se vierte aquí trozos de uralita, que es muy peligroso", explica Mari Carmen. La uralita, un material que contiene amianto, supone un grave riesgo para la salud pública cuando se manipula o se quema sin control.

La impunidad con la que se actúa es la que más indigna a los residentes. Una vecina lo corrobora: "Vivo ahí y esto es una vergüenza porque ya te digo, empiezan a tirar, pero les da lo mismo que lo tiren por la mañana, a medio día, por la tarde, por la noche".

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Frente a esta situación de abandono prolongado, el Ayuntamiento de Leganés ha informado de que, desde hace una semana, ha comenzado a trabajar con una nueva empresa para limpiar la zona, aumentando el número de efectivos. Además, señala que en el primer trimestre del año se han sancionado a 200 personas con multas de hasta 2.000 euros por estos hechos.

Mientras, los vecinos de Leganés conviven con un monstruo de basura que crece a la vista de todos, esperando que, esta vez sí, se logre revertir una tragedia medioambiental que lleva años cociéndose a las puertas de su ciudad.