Vídeo: EVA S. CUESTA | Foto:Telemadrid
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En la inmensidad del universo quesero, elegir la combinación perfecta para la mesa navideña puede parecer una misión imposible. Para despejar dudas y convertir el momento del queso en un auténtico viaje sensorial, los expertos Salva, de Bon Fromage, y Ana Granel, han creado la guía definitiva.

Su propuesta va más allá de una simple selección: es un ritual ordenado, una experiencia cultural y un seguro de éxito conversacional. "Es fácil porque es muy rápido de preparar y además porque el queso tiene esa propiedad, esa particularidad de que siempre genera una conversación", afirma Ana.

"Yo siempre recomendaría elegir un número impar, o tres o cinco; elegir que haya variedad. Lo interesante sería también poder hacer que tus invitados descubran quesos nuevos". Para combatir la sensación de pesadez, Ana revela un truco infalible: el maridaje. "Hay un truco para que el queso no resulte demasiado pesado y es maridarlo con un vino blanco o cava. La acidez de los vinos blancos te ayuda a digerir la grasa que ya lleva el queso".

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Pero el verdadero arte, según Salva, reside en el orden y la progresión. "Es un poco lo divertido de la tabla, que tiene una liturgia casi mágica, que es seguir un poco el orden en el sentido de las agujas del reloj", explica. Su ritual perfecto consta de cinco estaciones, un viaje gastronómico por Europa:

  1. Las doce. Todo comienza con un queso fresco de cabra. "Tiene la particularidad de que te despierta las papilas gustativas, por lo tanto, es ideal para iniciar las tablas", señala Salva. Es el punto de partida suave y ácido.
  2. La subida dulce. El siguiente paso, en la progresión del reloj, es un queso de vaca. Salva propone un Comté francés, el queso más vendido en Francia. "Subimos un poquito de intensidad respecto al de cabra y nos va a aportar matices un poco dulces, a leche fresca, a nata, mantequilla".
  3. El giro mediterráneo. Llega el momento de la oveja con un Pecorino italiano. "Metemos ya otra variedad de leche diferente... subimos otro peldañito más en nuestra escala de intensidad", describe Salva, destacando el componente viajero: "España, Francia y ahora Italia".
  4. El honorable local. El cuarto escalón es un homenaje a España con un Manchego Gran Reserva, en concreto el 'Dehesa de los Llanos', galardonado como el mejor del mundo en su categoría. Un queso "de los más imitados del mundo" que aporta complejidad y tradición.
  5. La Cima Elegante. El clímax de la tabla lo corona un queso azul, concretamente un Stilton del Reino Unido. "Este es el más elegante, la verdad", confiesa Salva, ofreciendo un contraste potente, salado y cremoso que desafía y maravilla al paladar.

    La presentación es clave. "Ahora hay que vestir la tabla y cada queso va a llevar su cartelito con su nombre", aconseja Salva. La decoración no es solo estética: "La vamos a decorar con algún fruto seco o fruta seca... viene muy bien tomarla entre queso y queso porque nos limpia la boca y nos permite disfrutar de los matices diferentes de cada queso".

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    Más que una guía, la propuesta de Salva y Ana es una invitación a crear una experiencia memorable. Siguiendo este ritual cualquier anfitrión puede transformar una simple bandeja en el epicentro de la sobremesa navideña.