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(Actualizado

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina nos presenta ‘Biografía de la inhumanidad’, un libro que analiza los “colapsos éticos” que ha sufrido la evolución humana, detrás de los cuales se sitúa siempre “el odio o el miedo”, asegura el autor en Madrid Directo.

“La compasión, sentirte afectado con el dolor ajeno, es el único sentimiento exclusivo del ser humano”

“La compasión, sentirte afectado con el dolor ajeno, es el único sentimiento exclusivo del ser humano”, continúa diciendo Marina, “y si pierdes la compasión, pierdes tu condición de humano, de ahí el título de la obra”, explica el filósofo.

“La compasión ha estado tan sumamente enlazada con el progreso de la humanidad, que cuando se pierde, se abre el camino al tobogán descendente y ya no sabemos cuándo paramos”, continúa diciendo.

“Los seres humanos tenemos unos orígenes muy humildes, somos monos listos, pero hemos progresado mucho”, explica Marina, “lo que hace que me pregunte, cómo es posible que se producen esos colapsos de la civilización, como el caso de las guerras mundiales… Si somos tan inteligentes, ¿por qué hacemos tantas estupideces y las repetimos?”, preguntas a las que trata de dar respuesta en su obra.

¿Por qué hacemos tantas estupideces y las repetimos?”

“En la historia de la humanidad hay momentos excepcionales como cuando empezamos a hablar, o cuando nos asentamos creando civilizaciones, pero si hay que destacar un periodo concreto en la evolución humana, ese es el comprendido entre el 800 al 200 antes de nuestra era”, dice Marina.

“Es un momento de un salto espectacular. En ese periodo aparecen todas las grandes religiones que siguen vigentes ahora, y todas ellas tienen la compasión como aspecto común: no hagas al otro lo que no quieres que te hagan”, dice el autor.

"En España, la compasión se ha devaluado y está produciendo despistes pedagógicos terribles"

En opinión de Marina, en España “la compasión se ha devaluado y se ha confundido con una la limosna. Eso es un problema y está produciendo unos despistes pedagógicos terribles”, asegura.

“Todos los niños desarrollan la compasión en los primeros meses de vida, pero a lo largo del proceso educativo se va perdiendo”, concluye.