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(Actualizado

Josep María Alaña ha dedicado toda su vida a la enseñanza, una profesión que ama, aunque su verdadera vocación era la investigación científica. Como en tantas otras ocasiones, su sueño no pudo hacerse realidad porque los laboratorios no eran accesibles para él, una persona con acondroplasia.

Este profesor jubilado hizo de la dificultad una virtud y sacó el número de toda España en las oposiciones de 1976: “Había gente en el tribunal que decía: dónde vamos a ver a un enano dando clases”, explica Alaña en Madrid Directo.

Eso no se pregunta: Baja estatura

Conseguida la plaza, llegó otra prueba de fuego para él: ganarse el respeto de sus alumnos. “La autoridad no es física, sino moral”, asegura. “Yo era una persona diferente y estaba con adolescentes, que también eran diferentes, por eso había cierto pacto entre nosotros, dos grupos marginados dentro de la sociedad”, explica Josep María.

“Solo a partir de la diferencia aceptamos la igualdad”

Alaña nos cuenta su experiencia vital y profesional siendo una persona de baja estatura en 'Profe y enano: el orgullo de la diferencia', donde reivindica la visibilidad como camino hacia el respeto: “Tenemos que vernos para entendernos... Solo a partir de la diferencia aceptamos la igualdad”, asegura.