Una historia de amor que nació en Badajoz y se consolidó entre cartas y mili
Julia y su hija Esther comparten cómo un flechazo juvenil sobrevivió a la distancia y al paso del tiempo
Julia, originaria de un pueblo de Badajoz, recuerda con nostalgia cómo su vida dio un giro al trasladarse a Madrid con solo 17 años. Hoy, con 83 años, rememora el comienzo de una relación que nació casi por casualidad.
Todo empezó cuando un amigo de su cuñado, al que ya conocía de vista, llegó a casa para realizar un trabajo. “Le gusté y él me gustó”, cuenta Julia entre risas, recordando cómo desde ese primer encuentro la relación comenzó a “rodar, rodar, rodar”. Ambos se “empaquetaron mutuamente”, como ella misma define con humor el inicio de su romance.
Sin embargo, la historia tuvo una pausa obligada cuando él tuvo que marcharse a hacer la mili en Alcalá de Henares. Fue entonces cuando la relación continuó a través de cartas llenas de cariño, besos escritos y promesas de futuro. “Nos queríamos mucho, con mucho cariño… yo más beso y él más beso”, recuerda Julia.
Entre anécdotas y complicidad, Julia y su hija Esther relatan una historia sencilla y entrañable, prueba de que los amores que comienzan jóvenes pueden perdurar cuando se alimentan de paciencia, constancia y afecto.
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/title}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}