El candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio González (PP), ha evitado hacer promesas concretas en su discurso de investidura, durante el cual se ha declarado "orgulloso" heredero de la política liberal aplicada durante nueve años por Esperanza Aguirre. Ocho días después de la inesperada dimisión de Aguirre, González abandonaba el sempiterno papel de "número dos" en la sombra de la "lideresa" popular para ocupar el primer plano y exponer su programa de gobierno, que mañana será respaldado con los votos de su grupo, mayoritario en la Cámara madrileña.
En medio de las dificultades que atraviesa la economía española y haciendo gala de su deseo de austeridad, González apenas ha hecho promesas nuevas y ha dejado claro que proseguirá la obra de Aguirre, a la que ha elogiado durante varios minutos, hasta el punto de emocionarse. Ante los tiempos difíciles que viven España y Madrid el candidato no ha querido prometer soluciones fáciles ni "quimeras" que no pueda cumplir. Por eso en su discurso ha optado por dar continuidad a las políticas liberales de Aguirre en materia educativa y de sanidad y en el adelgazamiento de la administración, con la supresión de organismos.
Asimismo, compensará parte de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social hasta dieciocho meses para el primer trabajador que contraten, de modo que antes de que acabe el año se pondrá a disposición de los emprendedores que generen empleo las aportaciones públicas en cursos de formación que recibían las organizaciones empresariales y sindicales. El eje de las actuaciones será la disciplina presupuestaria, que pasa por gastar sólo en la medida de lo que se ingresa, el impulso a la iniciativa privada y la bajada de impuestos "siempre que sea posible".