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La desigualdad laboral entre hombres y mujeres en nuestro país sigue existiendo. Cuestiones como quedarse embarazada, distinción en los salarios e, incluso, desempeñar una labor que, en el pasado, solo hacían los hombres es una lacra que sigue estando presente en nuestra actualidad.

Encarna es una mujer madrileña que, desde pequeña, tuvo clara su pasión por el mundo del motor. Su padre regentaba un taller en Madrid donde pasaba las tardes al salir del colegio. “Yo sabía que quería dedicarme a la mecánica desde muy pequeña”.

Le gustaba tanto el taller que se matriculó en una formación profesional de producción mecanizada y, con su título en la mano, a los pocos años empezó a trabajar en el taller de su familia, algo que a los clientes más habituales no les gustó.

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Al fallecer su padre, Encarna se convirtió en la mecánica jefe del taller y el rechazo por parte de los clientes se volvió más evidente aún. “Una mujer en el taller, ¡hasta dónde vamos a llegar!”.

En esta ocasión, Encarna se convertirá en actriz para revivir su propia historia en nuestra cámara oculta. ¿Descubriremos a personas maravillosas que no se callen ante esta injusticia?

Esta cámara oculta que cuenta con el asesoramiento y la supervisión de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE)

Nuestro actor llega a la ferretería industrial que hemos llenado de cámaras y micrófonos y se acerca a la zona en la que Encarna y su becario están trabajando para buscar una pieza para la moto de su hijo. Pero en lugar de dirigirse a ella, se dirige al becario. “Si tú no sabes, que venga un hombre”.

Aunque el supuesto cliente no quiere hablar con ella, Encarna intenta explicarle que ella tiene la experiencia suficiente para atenderle. “Las mujeres hoy en día os queréis meter en todo. Hazme caso que tú no vas a tener idea de esto. Que venga tu jefe y que me atienda”.

Un cliente de la tienda se está enterando de todo. Mientras, Encarna sigue intentando hacer ver a nuestro actor que ella puede atenderle (“Llevo veinte años trabajando en un taller”), pero él no se lo cree: “Hace veinte años ni existían las mujeres mecánicas”.

El hombre del polar gris está cada vez más nervioso. Parece que no sabe qué hacer, hasta que no puede seguir escuchando y salta. “Le hablas con respeto. La chica te está diciendo que, si necesitas ayuda, te ayuda. A lo mejor ella, en esas cosas, sabe más que nosotros”.

Ha intentado calmar a nuestro actor, ha querido hacerle ver que una mujer puede saber más que un hombre y, al ver que el supuesto cliente no cambiaba de opinión, se lo ha llevado para que se tome un café y se calme.

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Volvemos a repetir la situación en la que nuestro actor le dice a Encarna que los talleres siempre han sido cosa de hombres. Un señor de forro polar azul está muy pendiente de la conversación y parece que no le gusta nada lo que está escuchando.

Llega un momento en el que no aguanta más y salta: “No falte usted al respeto así. Está diciendo que una mujer vale menos que un hombre. Le estoy escuchando y me está ofendiendo a mí”.

El hombre de azul no entiende la actitud de nuestro actor y se la recrimina. Se ha preocupado por Encarna e, incluso, se ha ofrecido como testigo en caso de que ponga una hoja de reclamaciones. Es por eso que salimos a decirle que… ¡Es una persona maravillosa!