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Con el paso de los años siguen aumentando los casos de violencia filioparental, es decir, el maltrato de hijos hacia sus padres. De hecho, según datos de la Fiscalía General del Estado, cada año son más de 5.000 las denuncias que se interponen contra jóvenes que son capaces de maltratar a sus padres.

En Gente Maravillosa queremos que conozcan la historia del madrileño Jero García. El conocido boxeador nació en el barrio de Carabanchel en una época que propició que, durante su adolescencia, no escogiera el mejor de los caminos.

“Vengo de la década de los ochenta en ese Carabanchel profundo”, cuenta Jero. “Vivíamos justo en medio de dos de los mercados más importantes de la droga en la Comunidad de Madrid”. Una situación que desembocaba en “mucha delincuencia y la ley del más fuerte”.

“No nos arropemos del mayor cómplice de la violencia de todo tipo: el silencio”

Sin embargo, Jero logró salir de toda esa oscuridad gracias al boxeo: fue campeón de España y tiene su propio gimnasio, en el que ayuda a jóvenes conflictivos.

“Cuando un niño está desesperado, no sabe lo que hacer y está frustrado, si no tiene herramientas, ¿a qué se abraza? A la agresividad. ¿Y con quién? Con las personas que tiene más cerca. Pedir ayuda no es debilidad, es vulnerabilidad, y vulnerables somos todos. No nos arropemos del mayor cómplice de la violencia de todo tipo: el silencio”.

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Para dar visibilidad y denunciar la violencia filioparental hemos preparado una cámara oculta que cuenta con el asesoramiento y la supervisión de Fundación Amigó. ¿Descubriremos madrileños maravillosos que no se callen ante esta injusticia?

Madre e hijo (ambos interpretados por actores) llegan a una tienda de deportes para comprar unas zapatillas. El joven quiere que su madre le compre unas que son muy caras y que, con su sueldo de limpiadora, no se las puede permitir. Aun así, el hijo humillará y obligará a su madre a comprarle las zapatillas que él quiere.

A pesar de las explicaciones que la madre le da a su hijo, él sigue insistiendo y su tono es cada es más amenazante. “Me da igual el dinero que tengas, yo quiero estas”.

“No puedo gastarme ese dineral”, comenta la madre, que le pregunta que si “¿quieres que nos corten la luz?”. La contestación del hijo no podría ser más egoísta: “Me la suda la luz, yo quiero las zapatillas”.

“Si no puedes pagarlas pídele el dinero a la abuela o trabaja más horas”, le espeta en un momento el hijo a su madre.

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La chica del gorro rosa se ha dado cuenta de la situación y lo comenta con su acompañante. La joven ya no aguanta más y salta: “Puedes trabajar tú también, que ya tienes una edad. A lo mejor no te lo tiene por qué pagar ella todo”.

Al joven le dan igual los comentarios de la chica y le dice que “ella es mi madre y yo hago con ella lo que quiero”. A lo que añade: “Te vas a enterar en casa”.

Mientras el acompañante de la chica se une a sus críticas ante el comportamiento del “hijo”, esta se acerca a la “madre” para ofrecerle ayuda”. Y como han tenido una actitud ejemplar en todo momento, salimos para decirles que… ¡Son personas maravillosas!

Y eso no es todo, porque hemos vuelto a repetir la cámara oculta y, en esta ocasión, nos hemos encontrado con Esther, una madrileña que con buenas palabras y sin levantar el tono de voz en ni un solo momento, ha tratado de hacer ver al hijo la actitud tan deplorable que estaba teniendo con su madre.

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