Rainfer, un santuario de primates oculto en Madrid

El centro ofrece una segunda oportunidad a estos animales

Por CELIA GIL

En algún lugar de la sierra norte madrileña encontramos uno de los secretos mejores guardados de la región. Pero no es un secreto cualquiera, es un secreto bonito lleno de magia y de segundas oportunidades. Nos referimos a Rainfer, el centro de recuperación y rehabilitación de primates más grande de España. Su ubicación exacta es secreta para proteger a todos los animales que viven allí.

Hasta este lugar llegan primates que han sido explotados en el cine, en el circo y en la publicidad y que, después de haber cumplido su cometido durante unos años, son abandonados o expulsados de aquel mundo al que nunca pertenecieron. Aquí también encontramos animales que fueron separados de sus madres al nacer para vivir en cautividad, algo que les ha dejado secuelas físicas y psicológicas que permanecerán en ellos toda la vida.

"La vida que han tenido condiciona mucho su comportamiento"

“La mayoría de los chimpancés que viven aquí no tienen un comportamiento normal, como un animal que vive en libertad. La vida que han tenido y los traumas que arrastran les condicionan mucho su comportamiento”, nos cuenta Gloria Salamanca, coordinadora de Comunicación de Rainfer y la persona que nos guía en nuestra visita.

Chimpancés en el santuario.|Rainfer

“La mayoría de las personas no saben que, para capturar a una cría de primate, los furtivos tienen que matar a toda su familia, ya que los simios son animales muy protectores y dan su vida por defender a los suyos”, nos cuenta Gloria. Los simios son animales muy inteligentes, con muchas capacidades, por eso el maltrato que sufren desde pequeños “les trastorna de por vida”.

Rainfer fue fundado en 1995 por el primatólogo Guillermo Bustuelo. En estos 25 años de funcionamiento se ha convertido en un referente nacional y europeo en cuanto a la recuperación de primates. Todos los animales que llegan hasta este centro se quedan hasta el final de sus días porque es imposible su reintroducción en el hábitat natural.

La sonrisa de los chimpancés, un gesto de miedo

A menudo, sobre todo en las películas, vemos a los monos sonreír, algo que asociamos a un gesto de alegría. Pero para ellos no es así. Su sonrisa significa miedo, amenaza y sufrimiento. Es su arma para defenderse. Sabiendo esto, es fácil imaginarse lo que les ocurre cuando les vemos sonreír en un espectáculo.

Es cierto que su presencia en los circos se ha ido reduciendo. El público está más concienciado del maltrato que sufren los animales, entrenados para hacer todo lo que se les pida. Pero no sucede lo mismo en la industria del cine, donde siguen apareciendo miles de animales y los espectadores no saben las calamidades que pasan o la manera en la que viven.

Otra de sus mayores amenazas es el tráfico ilegal. Gloria nos cuenta que estos animales alcanzan precios muy elevados en el mercado, aunque depende de la especie. Los capuchinos, esos monos pequeños encadenados al cuello con la muñeca de su amo y que se utilizan para sacarse una foto con los turistas, pueden costar unos 4.000 euros; mientras que los chimpancés alcanzan como mínimo los 20.000 euros.

Una segunda oportunidad

Cada uno de los chimpancés que encontramos aquí tiene su propia historia. Guillermo vivió 12 años en una jaula como mascota. Su dueña le daba patatas fritas, chocolate y Coca-Cola. Cuando llegó al centro no quería beber agua: "Tuvimos que ir diluyendo la Coca-Cola con agua, hasta que conseguimos que solo bebiera agua”, afirma. Llegó con muchos problemas digestivos al centro.

Yván y Toty, dos de los residentes de Rainfer|Rainfer

Otro caso es el de Yván, que estuvo 20 años trabajando en un circo, vestido de flamenco y montando en monopatín junto con su hermano Maxi, que murió hace unos meses en este centro. La muerte de su hermano le ha afectado mucho a este chimpancé que, a sus 50 años, es el mayor del santuario.

Sammy y Tarzán también llegaron de un circo. Vivían en un carromato sin recibir una buena alimentación y llegaron con problemas psicológicos que intentan aliviar con medicación.

Pero hay muchas más historias como la de Boris, el único orangután del centro, o la de Lulú y Gombe. Algunos llegaron con quemaduras de colillas y tiene que tomar medicación para soportar todas las secuelas mentales que tienen.

La pandemia, un duro trance para el centro

Rainfer se financia gracias a las donaciones y a las personas que apadrinan a cada uno de estos animales. En este último año sus ingresos se han visto reducidos a causa de la pandemia. Ahora apenas reciben visitas de centros escolares o de familias que se acercaban a conocer la historia de estos animales.

Recaudar fondos es muy importante para el centro. Todas las colaboraciones y donaciones son bien recibidas. Rainfer necesita 12.000 euros mensuales para subsistir, más 4.000 euros adicionales cada mes en invierno. No reciben ayudas públicas.

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Sammy y Tarzán
Cuando Tarzán llegó a Rainfer sufría una grave depresión que le mantuvo sin apetito y estuvo en estado muy crítico
Rainfer es un centro que rehabilita física y psicológicamente a los primates que rescatan
La mayoría de los primates que llegan aquí han sido en explotados en el circo, en el cine y en la publicidad
Rainfer cuenta con la ayuda de voluntarios y alumnos para mantener las instalaciones
Tres chimpancés en Rainfer

Gloria y Marta (la directora del centro) son dos de las apenas nueve personas que trabajan aquí. También cuentan con la ayuda de voluntarios y los alumnos en prácticas para mantener las instalaciones y seguir ofreciendo una nueva vida a estos animales.

Para ellos es muy importante la educación. Educar a los mas pequeños de que los animales salvajes no son mascotas y concienciar a las personas para que no acudan a espectáculos donde usen a los animales, es una misión muy importante para ellos: "Solo así conseguiremos que no nos lleguen más animales".