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En los últimos años se han multiplicados los injertos capilares, especialmente en los hombres. Si hace unos años había que gastarse 8.000 euros, ahora ya se puede hacer por solo 3.000 euros.

La mayoría de las personas que quieren someterse a esta operación deciden irse a Turquía porque sale mucho más barato. De hecho, 10.000 españoles viajan cada año a este país para someterse a un trasplante de pelo.

El caso de Juan, una mala operación

Pero lo barato siempre tiene un riesgo. En Está Pasando conocemos el caso de Juan, un joven que decidió someterse a un injerto de pelo en Turquía y los resultados no fueron los esperados: “La segunda intervención a la que me sometí quedó mal, me arrancaron tanto pelo que ahora se notan los huecos”, explica.

Su experiencia en la clínica fue muy negativa: "No sabía quién era el médico, pasé mucho frío en quirófano y recuerdo que sangraba mucho", ha contado en el programa.