Ormuz es una isla iraní en el golfo Pérsico con una característica muy particular. Su suelo tiene una alta concentración de óxido de hierro, lo que otorga al paisaje un característico tono rojizo. Allí donde la arena es más roja, las olas del mar se tintan y adquieren un color rosado. Este componente ha sido utilizado durante décadas en la industria del teñido, los cosméticos, el vidrio y la cerámica.