El calor ha acelerado el proceso de maduración de una de las frutas veraniegas por excelencia: la cereza.
Aromáticas y jugosas, sus propiedades van más allá de endulzarnos el paladar: nos aportan vitaminas A, C y E, además de ser antioxidantes.
Y son un buenísimo depurativo, ya que nos ayudan a eliminar toxinas.