Madrid tiene muchos sonidos. ¡Y parece que algunos ni siquiera son de este mundo! Escuchad bien en el Palacio de Linares. En el siglo XIX se vivió un drama que parece ideado por un guionista de culebrón borracho. El hijo del Marqués de Murga confesó a su padre que estaba perdidamente enamorado de una joven cigarrera de Lavapiés. Su padre se espantó ya que no podía confesar que aquella chica era hija suya, producto de un desliz. ¡Por lo tanto, los amantes eran hermanos!
La pareja descubrió esta realidad tras la muerte del marqués y solicitó permiso al Papa de Roma para continuar su matrimonio. Se les concedió siempre y cuando vivieran en castidad. Pero la carne es débil y una pequeña, Raimunda, nació fruto del incesto. La pareja la estranguló y enterró en los muros del Palacio. Dicen que todavía hoy las voces de los protagonistas resuenan en la noche...
