En un tiempo añadido imprevisible, fuera de toda lógica, sometido como había estado el Atlético de Madrid durante casi todo el partido y salvado por Jan Oblak,
Antoine Griezmann surgió en la última jugada del duelo para remachar la victoria agónica de su equipo allá por el minuto 101, ganador de la ruleta rusa a la que se jugó en los instantes finales, con el 1-0 de Mario Hermoso en el 91, el empate del Oporto en el 95, por un penalti cometido por el central, la apoteosis final de'El Principito.