"Sin identidad": la película que hubiese firmado el propio Hitchcock
Juan Luis Álvarez
'Sin identidad' es una película que Alfred Hitchcock hubiera filmado con los ojos cerrados si no los hubiese necesitado para trabajar. Lo hizo Collet-Serra, el primer español, en este caso afincado en Estados Unidos, en llegar al número 1 de la taquilla de aquel país, gracias a “Sin identidad”, un éxito internacional que ningún aficionado al género dejó pasar.
Es la historia de un apacible profesor que llega a un congreso que se celebra en Berlín, acompañado por su esposa. La pérdida de una maleta le obliga a volver al aeropuerto para recogerla y en el trayecto sufre un accidente que le provoca una amnesia al parecer contagiosa. Cuando despierta del coma nadie le reconoce como el que era. Y dirán ustedes ¿Y eso? Pues de eso es de lo que se trata. De descubrir por qué. Entre persecuciones espectaculares, explosiones inesperadas, recuerdos confusos, situaciones de peligro extremo, asesinatos y pistas la mayoría falsas. Pero no todas. No decimos una palabra más. Quédense con la idea de que nada es lo que parece. Solo Berlín, donde se rodó en su totalidad este fascinante thriller que consiguió multiplicar por cuatro en taquilla lo que costó.
Esta es una de las películas que forman parte de la espectacular remontada vital y profesional de un excelente actor tras sufrir una terrible tragedia personal. Como, por ejemplo, “Infierno blanco” o Crónica de un engaño.
Es la película que acababa de estrenar Liam Neeson cuando, rodando el filme “Chloé” en Canadá, le avisaron de que su mujer, la actriz Natasha Richardson, hija de Vanessa Redgrave, había sufrido un gravísimo accidente esquiando y estaba ingresada en el hospital. Falleció poco después, dejando al actor sumido en un enorme dolor que, sin embargo, aparcó tres días después de enterrarla para viajar a Toronto a completar la película. Los guionistas trabajaron durante este tiempo para resumir lo que le quedaba por rodar al actor en dos jornadas.
Neeson y Richardson se habían conocido rodando una película con Jodie Foster quince años antes y desde entonces no se habían vuelto a separar. El actor ha superado la tragedia del modo más inteligente posible. Manteniéndose ocupado. Y le ha salido bien porque su éxito comercial es mayor que nunca. La saga de acción “Venganza”, le ha situado en la cabeza de la taquilla internacional, y se ha convertido en el perfecto relevo del fatigado Bourne y de los que sufrieron lo que él.
Se ha convertido en presencia imprescindible en las aventuras y desventuras del héroe de negras alas, y ha llegado a formar parte de la aristocracia de abolengo más rancio de cuántas se conocen. No ha permitido que los lobos se aprovecharan de su vulnerabilidad y le comieran el terreno. Neeson fue, a su llegada a Hollywood, más conocido por su agenda que por sus interpretaciones. Allí estuvieron anotados los teléfonos de Streisand, Brooke Shields, Helen Mirren, Julia Roberts y Sinead O´Connor.
Sus casi dos metros de estatura y sus modales de seductor irlandés no pasaron inadvertidos. El que fuera campeón de los pesos pesados irlandeses se dio a conocer chinchando al mismísimo Rey Arturo. Luego trabajó con Eastwood, con Woody Allen, tuvo algún éxito en la serie “B”. Y llegó Spielberg y lo revolucionó todo, convirtiéndole en el héroe que todo el Hollywood masculino hubiera querido ser. Sus aventuras le han llevado más allá del tiempo y el espacio conocidos, pero parece mantener los pies firmemente anclados en el suelo.
Tanto que, hasta se podría decir que tiene subgénero propio. Se caracteriza por la acción trepidante, los buenos argumentos y cierto toque mamporrero, pero hay que reconocer que cada vez elige mejor o le eligen los mejores; es, de hecho, un actor que gusta igual a los directores experimentados que a los que empiezan sus carreras. Que encandila al público maduro y que es reverenciado por los jóvenes. Y eso no es nada fácil de conseguir.
Camina esta noche de la mano de dos auténticas bellezas incuestionables, de las que nadie puede decir que se hayan equivocado de profesión. A la alemana Diane Kruger, ex top model internacional, la animó el que fuera su marido, el actor francés Guillaume Canet, a que probara fortuna en la pantalla.
Fue llegar y besar a Brad Pitt, creando de paso una guerra legendaria. Ya situada, reparte su tiempo a ambos lados del Atlántico con buen ojo para elegir los proyectos. En Europa, participando en producciones de prestigio, rodeada de lo mejor de lo mejor. Y en Hollywood, en filmes de calado popular, como las diversas entregas de las aventuras de los caza tesoros o “Malditos bastardos”, en la que gracias a Tarantino acabó convertida en misteriosa espía, en plena debacle del nazismo.
January Jones a la que se compara desde siempre con la mismísima Grace Kelly, en cuanto a porte, nació en un pueblecito con vistas al monte Rushmore. También debutó como modelo, pero, al contrario que a Diane Kruger su pareja de entonces, Asthon Kutcher, la desilusionó: según él, auténtico experto en la materia, no tenía talento para la actuación.
Fue mandarlo a paseo y conseguir el papel por el que se la conoce en todo el mundo: el de la antipática pero glamurosa esposa del icónico Don Draper. Después, entre otras muchas cosas, se ha lucido como la sexy telépata mutante Emma Frost, en las penúltimas aventuras de los “X-men”.