La sandía tiene sus orígenes en el Antiguo Egipto, crecía en la orilla del río Nilo y su pulpa era de color amarillo. El sabor dulce no llega de forma natural, fue gracias al junte con varias especies diferentes. La sandía estaba muy bien valorada por los egipcios, tanto que se ha llegado a encontrar pepitas en tumbas de más de cuatro mil años.