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Su origen se encuentra en los poblados ancestrales mexicanos. Estas plantas con pétalos de color rojo llamaban mucho la atención, ya que para ellos el color rojo representaba la vida y con sus pétalos creaban tintes naturales.

Los monjes Franciscanos españoles empezaron en el siglo XVII a decorar las procesiones por el nacimiento de Jesús y desde allí las flores se extendieron. Desde los pesebres llegaron a los altares y acabaron decorando iglesias enteras.

Aun así, se siguen cultivando en México y con cifras increíbles, 16 millones de plantas al año.