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Durante la primera mitad del siglo XIX Madrid era una ciudad en desarrollo. Los nuevos avances propiciaron que el número de habitantes creciera considerablemente. Pero, para poder acoger a todas estas personas, era necesario que la ciudad creciera en busca de nuevos lugares de trabajo y viviendas. Madrid emprendió entonces una serie de reformas urbanísticas se encargaron de buscar estos espacios.

Acorde con los nuevos tiempos de industrialización y desarrollo, se planteó entonces un proyecto de ciudad moderna al estilo de otras grandes urbes europeas. Fue entonces cuando se aprobó el Plan Castro y comenzaron las obras de los ensanches, teniendo en mente un crecimiento racionalizado del espacio, una mejora de la salud pública y la urbanización de nuevas zonas, lo que dio lugar a la aparición de barrios como Salamanca, Chamberí o Argüelles.

"Una nueva y liberal corriente de pensamiento proponía crecer más allá de la cerca de Felipe IV, en zonas más ventiladas e higiénicas, en las que pudiera haber más distancia entre los edificios", nos explica el arquitecto Carlos Sobrino. Entre las medidas que se pretendían lograr destacaban:

  • Mejorar la calidad de vida de los habitantes.
  • Redimensionar el espacio urbano.
  • Integrar infraestructuras en la ciudad.
  • Mejorar y favorecer el desarrollo industrial para lograr una ciudad más competitiva.
  • Conservar los paseos y caminos existentes, en especial el arbolado.
  • El trazado de calles rectas en las que se intercalaran plazas y parques.
  • Prolongar el trazado de las calles y vías para facilitar la comunicación entre los barrios.

    Para poder lograr estas mejoras en el paisaje urbano se siguieron una serie de medidas ordenadas que respondían a una proyección racionalizada. Por ejemplo, la dirección de las calles se organizaron en cuadrículas y se diseñaron para resguardecerlas de los vientos. Como los vientos dominantes en Madrid son de trayectoria NE (noreste) a SO (suroeste), las calles se trazaron en sentido NS (norte-sur) y EO (este-oeste).

    Otros de los pasos coherentes que se siguieron para lograr la modernización de la ciudad fueron:

    • Se impuso un tipo de manzana regular con un gran patio interior que favoreciera la ventilación y la iluminación de las viviendas.
    • Calles paralelas y transversales con numerosos espacios abiertos.
    • Tres tipos de calles organizadas según sus dimensiones: las de primer orden (30 metros de ancho), las de segundo orden (20 m) y las de tercer orden (15 m).
    • Mejorar la calidad del aire y las condiciones higiénicas gracias a plazas con jardines y zonas abiertas.
    • Grandes edificios públicos.
    • Un alcantarillado visitable y la conducción del agua potable por encima de este alcantarillado.