Hitler quería que los Juegos Olímpicos de Berlín demostraran la superioridad de la raza aria. Jesse Owens desmontó este con sus cuatro medallas de oro.
El racismo también fue la batalla en México 68, con la icónica imagen de John Carlos y Tommie Smith en apoyo del Black power.
Lo normal es que el Deporte sufra como consecuencia de los conflictos: pero en la llamada Guerra del fútbol entre Honduras y el Salvador fue al revés: un partido internacional fue la chispa que desencadenó cuatro días de combates con más de 3.000 fallecidos.
El eterno conflicto de Palestina vivió uno de sus momentos más trágicos en los Juegos Olímpicos de Múnich 72: el grupo terrorista Septiembre Negro secuestró a un grupo de atletas isrealíes: el trágico saldo, 18 muertos.
La Guerra fría fue un caldo de cultivo propicio: el ajedrecista soviético Spassky perdió la nacionalidad. Su delito? Caer en el mundial frente al estadounidense Bobby Fischer. A esto le siguió el boicot de los Juegos de Moscú 80, a causa de la invasión soviética de Afganistán y represalia posterior con el bloque oriental en pleno boicoteando Los Ángeles 84.
En el siglo XXI dos conflictos se han enquistado: la invasión de Ucrania ha provocado la expulsión de equipos rusos y bielorrusos en numerosas disciplinas. Y para el próximo Mundial de fútbol, la FIFA y Trump tendrán que lidiar con todos los que piden la expulsión de Isael si consigue clasificarse.