Vídeo: Redacción / Agencias | Foto:Telemadrid
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Con su triunfo en Roland Garros, Novak Djokovic consiguió una apuesta doble: superar a Rafa Nadal con 23 Grand Slam y detener a la nueva generación que viene pidiendo paso, encarnada en la figura de Carlos Alcaraz.

Quince años después de su primer Grand Slam, Djokovic mantuvo alto el honor del big 3, que comparte con Nadal y con el suizo Roger Federer, al tiempo que persevera en la carrera con el único de los dos que sigue en activo.

El serbio, el único hombre que ha conquistado al menos tres veces todos los Grand Slam -a Nadal le falta un Abierto de Australia y un Wimbledon y a Federer dos Roland Garros- tiene todavía retos por delante.

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Uno de ellos es igualar con la australiana Margaret Court, que consiguió 24 Grand Slam en su carrera entre 1960 y 1973 y entrar así en una nueva dimensión.

Otro, conquistar un oro olímpico, que sí tiene Rafa Nadal y que aparece en el horizonte de los Juegos de París del año próximo, en los que el tenis se disputará sobre la tierra batida de Roland Garros.

Además, con los dos primeros grandes del año en el bolsillo, el serbio tiene la opción de conquistar los cuatro en una misma temporada, algo que nadie ha conseguido desde Rod Laver en 1969.

El serbio falló en el último momento en 2021, cuando perdió la final del Abierto de Estados Unidos frente al ruso Daniil Medvedev tras haber ganado en Australia, París y Londres.

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El jugador asegura que a sus 36 años su preferencia serán los Grand Slam, torneos donde su tenis cobra una mayor dimensión y es capaz de imponer su mentalidad ganadora por encima de otros.

"Los Grand Slam son un deporte diferente", repite su entrenador, Goran Ivanisevic, que considera que los límites del serbio solo se los pondrá él mismo.

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En París demostró que todavía tiene carrete pese a la emergencia de una nueva generación, pero su duelo en semifinales contra Alcaraz puso en evidencia que la experiencia y mentalidad del serbio pueden ser una ventaja.

El español reconoció que la tensión provocada por un choque del que todo el mundo hablaba incluso antes de empezar el torneo acabó por "pasarle factura" y se tradujo en una crisis de calambres que le impidió competir tras ganar el segundo set.

Alcaraz, que con un Grand Slam ya en sus vitrinas, logrado el año pasado en Estados Unidos, y como el número 1 más joven de la historia, sabe ahora que la vieja guardia no es tan sencilla de superar.

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Y otros de su generación, o de otras anteriores, como el noruego Casper Ruud, que tiene 24 años, o el griego Stefanos Tsitsipas, que tiene 26, finalistas de las tres últimas ediciones de Roland Garros, se han estrellado una y otra vez contra el big 3.

"Sabía que aquí todo era diferente, que los rivales tendrían más presión para jugar contra mí a cinco sets. Es importante contar con esa ventaja", aseguró el serbio, que dijo encontrar todavía la motivación para seguir ganando Grand Slam.

La apuesta está encima de la mesa, pero si Nadal logra restablecer su físico y vuelve en condiciones la próxima temporada, como se ha propuesto, Djokovic tendrá motivación para mantenerse en la élite y seguir peleando por colocar todavía más alto el listón de lo histórico.

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El serbio vive de retos y en los próximos años no le van a faltar. "Lo que la gente no sabe es que cuando le dijeron que contra Alcaraz no tenía ninguna opción, en su cabeza todo se aceleró el doble", aseguró Ivanisevic.

"Tengo fe en mí, creo que todavía puedo ganarle a cualquiera. Mientras siga ganando Grand Slam no pienso en el final de mi carrera. Estoy deseando de jugar en Wimbledon", aseguró.