(Actualizado

La de portero es una profesión que tiende a desaparecer, un oficio en peligro de extinción, ya que desde la crisis las comunidades de vecinos de Madrid han tenido que recortar gastos y a muchas no les ha quedado más remedio que pasarse a los porteros automáticos.

Pero los automáticos se reducen a la función de abrir las puertas, mientras que los porteros no sólo se ocupan de eso, sino de la limpieza y vigilancia del edificio, lo que para muchos vecinos da mucha tranquilidad.

Más allá de limpiar portales

Así, quienes todavía siguen ejerciendo esta profesión defienden su trabajo y dicen que va más allá de limpiar portales.

“Cuando vengo por la mañana, aparte de la limpieza, de retirar los cubos de basura o de abrir el garaje, estoy pendiente de todos los vecinos, de ayudarles y de atender lo que puedan necesitar”, dice Javier, portero en una finca de Príncipe de Vergara, en Madrid.

También los porteros se ocupan de recoger los paquetes que les traen a los vecinos del edificio, una labor muy importante, sobre todo porque cada vez más se compra por Internet

Tranquilidad para los vecinos

Javier explica a Telemadrid que eso que se dice que un buen portero es ciego y sordo de puertas adentro es bastante cierto. “Bueno más o menos es así”, se ríe. De los vecinos dice que cuando le saludan por la mañana se nota que tienen mucha tranquilidad al verle y tienen más confianza al tener un portero

En los años 80 y 90 del pasado siglo casi todas las comunidades tenían portero, pero en Madrid desde 2014 han desaparecido uno de cada 4 porteros. Sin embargo, entre los jóvenes es una profesión que sí se busca y muchos sobreviven, por ejemplo, haciendo sustituciones en diferentes comunidades.