Vídeo: ALIPIO GUTIÉRREZ | Foto:Telemadrid
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La pandemia de la covid-19 ha subrayado un déficit de vitamina D muy preocupante en nuestro país. La que llaman “vitamina del sol” escasea en uno de los países con mayor radiación solar del mundo. ¿Cómo es esto posible?

Pues es paradójico, pero es cierto y en el año y medio que llevamos viviendo la pandemia por la covid-19 se ha acentuado aún más. En España, un 40% de la población adulta y un 80% de los mayores de 65 años sufren carencia de vitamina D. Ahora bien, no estamos solos en esto. Se habla incluso de que la falta de vitamina D es “la otra pandemia”, prácticamente la mitad de la población en Europa presenta déficit de vitamina D y el 13% presenta una carencia de carácter grave.

Esto es preocupante porque la vitamina D es necesaria para el metabolismo del calcio y la mineralización del hueso (en problemas como la osteoporosis que afecta de forma especial a los mayores y sobre todo a las mujeres) pero más allá de la salud ósea, interviene en muchos procesos del organismo y su déficit cada vez se relaciona con más trastornos como el mantenimiento de una buena función muscular general o su participación en la regulación de la actividad del sistema inmune, decisivo en estos tiempos de pandemia para responder ante una posible infección por sars-cov-2. De hecho, diferentes estudios han observado que el 80% de los pacientes hospitalizados por covid tenían déficit de vitamina D.

El 90% de la vitamina D llega del Sol

Cómo es posible que en un país de sol como el nuestro, por ejemplo, el 60% de las mujeres menopáusicas tengan déficit de vitamina D? La vitamina D se sintetiza cuando la piel se expone a los rayos solares. De hecho, un 90% de esta sustancia proviene de la acción solar y solo un 10% de la dieta. Con estos datos, cuesta de creer que en España no vayamos sobrados de vitamina D.

Pues hay diferentes teorías que lo justifican: por un lado, se apunta a que, por causa de la pandemia pasamos demasiadas horas encerrados en la oficina, en casa... y que nos da poco el sol; por otro lado, que el uso de cremas con protección solar ha supuesto una medida muy eficaz para mantener a raya el cáncer de piel, pero también dificulta la síntesis de vitamina D.

¿Cómo ganar vitamina D?

De entrada, tomar más el sol, pero con medida no vaya a ser que lo que ganemos para una cosa lo perdamos para otra. Y desde luego, más allá de los complementos farmacológicos de vitamina D que están prescribiendo los médicos, diferentes expertos en nutrición recomiendan la necesidad de realizar una correcta alimentación, basada en una dieta variada que permita incorporar diferentes vitaminas y micronutrientes al organismo.

¿Cuál es el problema? Pues que la vitamina D es liposoluble, es decir, se encuentra necesariamente en grasa, y si desnatamos los lácteos (leche desnatada o semi, yogur 0% grasa entre otros productos) apenas encontraremos esta vitamina, salvo que utilicemos alimentos enriquecidos con vitamina D, cereales, leches, conservas… en cuyo caso sí que será una buena fuente de la misma.

Entre los alimentos ricos en vitamina D están los pescados grasos como el bacalao, el salmón o los arenques, aguacates, yogur natural, yemas de huevo, cereales fortificados o diferentes variedades de hongos.