Un incendio calcina una vivienda en La Latina y una pareja lo pierde todo: "Pensé que no salíamos con vida"

Un incendio declarado de madrugada en un bajo de la calle Carlos Fuentes, en el distrito madrileño de Latina, ha dejado dos heridos leves y ha calcinado por completo la vivienda, según relataron los ocupantes del inmueble, una pareja joven que logró escapar en el último momento.

El fuego arrasó el salón, la cocina integrada y el cuarto de baño, dejando la casa irreconocible. “No queda nada en pie, absolutamente todo ha sido pasto de las llamas”, describió Ángel, uno de los afectados, aún conmocionado tras regresar del Hospital Clínico, donde ambos recibieron atención médica.

“Pensé que no salíamos con vida”

El incendio sorprendió a la pareja mientras dormía. La rápida propagación del humo les dejó desorientados y atrapados en la vivienda.

“Llegó un momento en que no encontraba la llave… me estaba rindiendo”, relató Ángel. “Escuché a mi mujer gritándome y fue lo que me dio fuerzas para abrir la puerta y escapar de este infierno”.

Ambos lograron salir con vida, aunque su mascota —una gata que convivía con ellos— no consiguió sobrevivir al fuego, una pérdida que la pareja describió como “devastadora”.

Pérdidas materiales totales

La vivienda ha quedado completamente calcinada: electrodomésticos, muebles y enseres personales han desaparecido bajo las llamas. Apenas pudieron rescatar algunos documentos esenciales —pasaportes, títulos universitarios y seguros— especialmente valiosos para ellos al no ser de nacionalidad española.

“La sensación es de tener que empezar de cero”, explicaba Rosalina, afectada por la inhalación de humo. “Todo lo que levantamos con esfuerzo se ha perdido en una sola noche”.

Una red vecinal que responde

A su regreso del hospital, la pareja fue acogida por vecinos que les ofrecieron ropa y calzado, ya que salieron literalmente “con lo puesto”. Ángel todavía vestía los pantalones médicos cuando volvió a ver su casa reducida a cenizas.

Preocupación también por el futuro laboral

La pareja teme ahora por su estabilidad profesional. Rosalina trabaja en El Corte Inglés y Ángel depende de contratos temporales renovados mes a mes a través de una empresa de trabajo temporal. Pese a todo, mantienen la esperanza de recibir apoyo para sobrellevar la situación.