Emilia, la refugiada ucraniana más joven ya está a salvo en Madrid
- La hemos acompañado en las casi 30 horas de viaje junto a su madre en un trayecto de vida fletado por los 'angeles' de la Fundación Madrina
- "Estos niños han recorrido 3.000 kilómetros de viaje desde Ucrania y no les hemos oído aún llorar", cuenta Julio de la Iglesia, voluntario
Se llama Emilia y tiene apenas 19 días. Es una de las niñas de la guerra, la refugiada ucraniana más joven que llegó la noche del jueves a Madrid. Tras un largo viaje desde Ucrania hasta nuestro país junto a su madre en un autobús fletado por la Fundación Madrina, Emilia ya está en Madrid.
Un largo trayecto de más de 27 horas de viaje hasta llegar a la capital, en un exilio como el de tantas otras familias que han tenido que huir de la guerra como nos cuenta la madre Lilia: "Es un viaje muy duro pero con la ayuda de los voluntarios -Fundación Madrina- no hay que de qué quejarse porque nos ayudaron muchísimo".
En ninguna ciudad de Ucrania se puede vivir con tranquilidad y siempre piensas que estás en peligro
Ahora pueden descansar aquí tras huir del horror de la guerra: "En ninguna ciudad de Ucrania se puede vivir con tranquilidad y siempre piensas que estás en peligro".
Emilia nació el día después de la invasión de Rusia a Ucrania y gracias al valor de su madre puede arrancar su vida en paz, ahora en Madrid. Separada de su padre, que ha tenido que quedarse allí para defender a su país. Su madre Lilia no quería abandonar a su marido pero él insistió por el bien de la familia.
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"Nos han enseñado su valentía y a nosotros nos han dado mucha esperanza"
Julio de la Iglesia es uno de esos ángeles de la Fundación Madrina que van y vienen de la frontera de Polonia con Ucrania para poner refugiados a salvo. Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) y autor de libro 'El mundo es de valientes', comprueba ahora en primera persona cómo un pueblo, el ucraniano demuestra su coraje en una situación tan difícil: "Son un ejemplo de coraje y valentía. Estos niños han recorrido 3.000 kilómetros de viaje desde Ucrania y no les hemos oído aún llorar. Las madres y los hijos son ejemplares, son un pueblo supergeneroso. Nos han enseñado su valentía y a nosotros nos han dado mucha esperanza, la verdad", comenta emocionado.
