Así salva vidas y vigila tierra y mar, desde Torrejón, el Servicio Aéreo de la Guardia Civil
Aviones y helicópteros están Presentes en todo tipo de intervenciones de vigilancia: narcotráfico, secuestros, rescates, hallazgo de cadáveres, rehenes, pateras, cazadores...
"Sabes que te llaman porque ha desaparecido el hijo de alguien o hay alguien en la montaña que necesita rescate... es casi imposible no verse un poquito reflejado"
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Su misión es apoyar desde el cielo las tareas en tierra de la benemérita, que van desde la vigilancia de fronteras, el narcotráfico, cazadores, hallazgo de cádáveres hasta el rescate en montaña, pasando por la lucha contra el crimen organizado o la protección del medio ambiente.
Hablamos del Servicio Aéreo de la Guardia Civil, la unidad especial creada a principios de los años 70 formada por una flota de helicópteros y aviones que vigilan desde entonces los cielos de nuestras fronteras.
En Madrid comenzaron a operar en Cuatro Vientos y en Colmenar Viejo y desde 1978 hasta hoy tienen su base de Torrejón de Ardoz. El cometido de estos especialistas, sobre todo aquí en Madrid, tiene mucho que ver con la seguridad ciudadana: "Realizamos desde búsqueda de personas hasta a veces el levantamiento de fallecidos, por ejemplo den lugares como la Sierra", cuenta en Buenos Días Madrid Víctor Arévalo García, Sargento y piloto de helicópteros de la Guardia Civil (GRUHEL).
Pero el servicio aéreo no solo presta apoyo en nuestra región, como dice el sargento: "nos movemos mucho por toda España, apoyando a las unidades periféricas y realmente damos apoyo cuando una unidad, que son más pequeñitas las que hay a lo largo de la geografía española, pues necesitan un poquito de apoyo"
Desirée Tejero Garín es operadora de Sistemas del grupo de aviones de la Guardia Civil (GRUAV) y actúa a los mandos del radar de uno de los tres aviones de que dispone la benemérita en Madrid centrando su vigilancia en el Mar. La vigilancia de las pateras y embarcaciones en el Estrecho o los controles migratorios son su día a día: "Vemos todos los barcos pero muchas veces es como encontrar una aguja en un pajar".
Muchas veces es como encontrar una aguja en un pajar
"Imagínense -continúa- un radar como en las películas, el del típico de submarino, y todo puntitos verdes. Nuestro trabajo es encontrar el puntito que es nuestra labor como operadores de sistemas es dirigir la mirada cuando hay algo que no está identificado y ya con las cámaras decidir si tenemos que bajar e identificar esa embarcación, si lleva droga o lleva personas...".
Sin embargo, la labor más complicada es la de "salvar vidas", el control de pateras: "Son muchas vidas y lo que intentamos es que lleguen con vida. Muchos se tiran y ahí ya donde la marea les lleve, que suele ser a Canarias. Allí muchos llegan al límite y por nuestra parte son vidas rescatadas", afirma.
Son muchas vidas y lo que intentamos es que lleguen con vida
Diferente y a buen seguro con una pizca mayor de riesgo es la labor desde un 'Cuco' -helicóptero-, sobre todo cuando la vigilancia es nocturna, como nos cuenta Víctor: "Es el vuelo más peligroso, porque al final los cables, las nubes, los pájaros y todos los obstáculos, cualquier obstáculo puede ser fatal y de noche es cuando peor se ve".
Es casi imposible no verse un poquito reflejado y sentir esa empatía
Sin embargo esa dificultad no es un obstáculo cuando la situación lo requiere: "Sabes que te llaman porque ha desaparecido la hija o el hijo de alguien o hay alguien en la montaña que necesita rescate, entonces es casi imposible no verse un poquito reflejado y sentir esa empatía".