Es la palabra que mejor define lo que vivieron, o, mejor dicho, sufrieron, las 80.000 personas que acudieron a la primera jornada del Mad Cool, en Valdebebas. Colas de dos horas a pleno sol y sin agua ni otras bebidas, mas que las que pudieran llevar ellos mismos, accesos colapsados, coches atrapados en calles y aparcamientos, túneles peatonales cerrados con vallas, atascos de tráfico monumentales y, sobre todo, indignación, mucha indignación entre los asistentes por la pésima organización y la marabunta humana que intentaba acceder al recinto.
Y es que 80.000 personas son muchas personas. Para que se hagan una idea, es casi la población de la ciudad de Toledo… y algo más que la suma de las poblaciones de Soria y Teruel. Jóvenes que había pagado 190 euros por un abono de 3 días se desesperaban por la situación que les tocaba aguantar… Y, hablando de aguantar, los vecinos de la zona se quejan también de la parte que les toca. Ruido, calles y carreteras atascadas, y todas las molestias propias de esa auténtica marea humana en un espacio que no está preparado para acogerlos.
Tertulia con Cristina Gil y Carlos Dávila.