Aunque parezca sólo cosa de niños, pero los piojos están ahí. Y ese gesto tan habitual como hacerse un selfie puede contribuir a contagios. Porque juntar las cabezas es lo que esos repelentes bichitos están desean que hagamos para ampliar sus territorios. Afortunadamente, la cosa no va más allá del molesto picor y hoy en día hay tratamientos especializados para combatir a estos incómodos parásitos.