Les invitaron a una reunión cuyo supuesto objetivo era vender un producto, en concreto un cubrecolchón que quitaba dolores musculares y prevenía enfermedades. Pagaron nada menos que 2.400 € por el "milagroso producto". El dinero se fue pero los dolores se quedaron. Y así le ha pasado a más personas, la mayoría de ellas ancianas.