La Policía ha detenido al descuidero más buscado de Madrid, un ciudadano francés que llevaba actuando en toda España más de 20 años y que en su último golpe en la estación de Atocha se hizo con un botín de 11.000 € en sólo 48 horas, entre efectivo, bolsos y joyas.
En la estación es un viejo conocido de los comerciantes, que le ven merodear frecuentemente en busca de víctimas. Con 70 antecedentes a sus espaldas, es uno de los 1.000 carteristas más peligrosos de Madrid.
Su método consistía en observar a las víctimas en las zonas de embarque, cafeterías o salas de espera. Aprovechaba cualquier mínimo descuido de los viajeros para llevarse sus bolsos o maletas, y después, como había estudiado minuciosamente la zona para buscar una salida rápida, huía por una puerta de emergencia.