Cada vez nos guiamos más por las opiniones de otros usuarios de webs, blogs y redes sociales a la hora de escoger un producto, un hotel o un restaurante.
Las opiniones negativas nos influyen cada vez más a la hora de consumir y eso es aprovechado por desaprensivos que no dudan en utilizar el poder de la red para comer o beber por la cara.
Algunos establecimientos tienen incluso equipos especializados para seguir los comentarios que se realizan de ellos en internet.