Consumidoras de cerveza | Redacción
(Actualizado

A los madrileños del siglo XVI desde luego no les gustaba la cerveza. Acostumbrados al vino, aunque fuera aguado, picado o avinagrado, lo cierto es que la bebida traída por los Austrias les resultaba asquerosa.

La cerveza que acompañó a Carlos I desde los Países Bajos y posteriormente a Felipe II en su mesa era considerada por el pueblo un "orín de rocín con tercianas". O sea, pis de caballo enfermo de malaria.

Ahora nos parece mentira pero los madrileños lo de beber cerveza lo asociaban a los "borrachos flamencos" que abusaban del zumo fermentado de agua, cebada y lúpulo hasta caer redondos.

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Cómo han cambiado las cosas. Ahora es la cerveza una de las bebidas favoritas de los capitalinos que no dudan en irse de cañas cuando se puede e incluso ha proliferado toda una cultura en torno a esta bebida y su producción artesanal.