Vista desde el mirador de la Huerta de la partida, entre Madrid Río y la Casa de Campo | P.O.
(Actualizado

Nos vamos a mover en el entorno de la Casa de Campo y el Manzanares por varias razones. Tienen un acceso fácil en transporte público (metro y autobús) si no hay más remedio que tirar de coche hay sitios donde poder aparcar y en estos entornos tenemos varios grados menos de temperatura que en otras zonas verdes de la capital.

Las mejores horas para pasear son, por supuesto, la primera hora de la mañana y la última de la tarde. Pero no siempre puede ser así, e incluso en episodios de alta contaminación por ozono no es nada recomendable estar al aire libre entre las primeras horas de la tarde y hasta las 21.00 horas o incluso más.

Dicho esto, lo que proponemos es pasear bajo los árboles sin más pretensión que llegar hasta un parque (a la sombra), acercarse hasta el borde del río y ver las muchas de las aves y hasta tortugas que allí habitan, jugar con los paneles que identifican las especies o descubrir que un simple palo puede dar bastante juego.

Puerta de El Reservado de la Casa de Campo | MADRID.ES

UNO.- El Paseo Fluvial del Manzanares. No se trata de hacer todo el recorrido desde Madrid Río hasta El Pardo sino sólo un tramo. Iniciamos el recorrido en el Club Puerta de Hierro. Se puede llegar en coche y dejarlo en el aparcamiento o en el autobús 162 de la EMT o el 815 interurbano.

Una vez entremos en el club cruzamos el puente, sobre el Manzanares. Justo cuando acaba el pretil izquierdo del puente hay una puertecita y unos escalones que bajan hasta la senda que hemos de coger. Si esta puerta está cerrada hay varias más junto al restaurante terraza que también son el acceso a esta zona de dominio publico hidráulico.

El camino no tiene duda. Va entre el Río Manzanares, que en algunas partes es de una gran frondosidad en su ribera, y el vallado del campo de golf. Esta senda fluvial permite en algunos momentos acercarse a la orilla del río que aquí corre natural antes de 'naturalizarse' aguas abajo a partir del Puente de los Franceses.

Un paseo por la ribera del Manzanares | P.O.

En unos dos kilómetros sin ninguna dificultad, incluso aptos para ciclistas que se inician, podemos ver todo tipo de árboles y vegetación e incluso los restos de lo que fue la Playa de Madrid. Hoy abandonada y en proceso de ruina.

Si se desea, se puede prolongar el paseo hasta Somontes, la puerta de El Pardo, y desde allí coger el autobús de regreso que tiene parada frente al aparcamiento de este otro gran complejo deportivo y familiar.

La casa-palacio de los Vargas, origen de la Casa de Campo y los Reales Sitios

DOS. El Paseo de los Castaños de la Casa de Campo. Corto recorrido circular por una de las zonas más populares de este enorme parque metropolitano. Siempre a la sombra y con dos modalidades, en bici por el asfalto o directamente bajo las copas de los imponentes castaños, en los márgenes terrizos.

Ideal para llegar en transporte público. La estación de Lago, línea 10 de Metro, está a 100 metros del inicio del paseo. Bajando la cuesta hacia el Lago en seguida vemos a la izquierda el ancho paseo con la bóveda de ramas de castaños y plátanos.

Paseo de los Castaños en la Casa de Campo | TURISMO MADRID

Podemos escoger el lado que mejor nos venga. Según la hora del día convendrá uno u otro. Caminamos tranquilamente mientras por el asfalto circulan las bicis y algún que otro corredor. Llegamos hasta una plaza en la que se abre el paseo. Es la Plazuela de los Siete Hermanos.

A mano derecha sale el camino de vuelta, muy similar al que hemos traído. Es el Paseo de Maria Teresa que nos lleva, también bajo la arboleda alineada, de vuelta al punto de inicio conectando a través del aparcamiento del Lago.

Son en total poco más de 2 kilómetros, planos y también válidos por si alguien quiere hacerlo en bici o lleva niños en bicicleta. Al lado del paseo hay una zona infantil con varios juegos. Unos están al sol y no son muy aconsejables con estos rigores, pero otros están a la sombra de algunos arbolillos y pueden valer para que los más pequeños completen la mañana.

Llegan las ovejas-bombero a pastar en la Casa de Campo de Madrid

TRES. Del Puente de Hierro al parque del Lince. Sin movernos de la Casa de Campo tenemos un sendero que nos lleva hasta las cercanías del Zoo, pegados al Arroyo Meaques. Podemos llegar hasta el punto de partida en el autobús de la EMT (línea 33) o en coche y aparcar en alguna de las zonas habilitadas en los arcenes de esta parte abierta al tráfico.

Unos 300 metros antes del aparcamiento de autobuses del Zoo, a mano derecha hay una carretera cortada por una barrera levadiza. Ahí está el Puente de Hierro, así que es una buena referencia para tratar de dejar el coche cerca de este sitio.

La mejor referencia de que estamos en el Puente de Hierro es la enorme encina de más de 200 años a su lado. Cruzamos el puente por la carretera que está cortada y en cuanto acaba el pasamanos del puente sale a la izquierda la senda pegada al Meaques.

Finalizada la restauración de parte del muro histórico de la Casa de Campo

La remontamos a la sombra de diversos ejemplares de árboles y arbustos de un porte interesante. El camino aparentemente acaba frente a una enorme piscina circular abandona, restos de una instalación del Zoo. O volvemos por donde hemos venido o cruzamos el Meaques.

No es complicado. En verano no lleva mucho agua y en un salto o en dos pasos sobre piedras lo hemos solucionado. Algunos audaces prefieren atravesarlo caminando sobre una gruesa tubería de fundición. Allá cada cual. Nada más cruzar llegamos al parque del Lince, llamado así porque el conjunto de varios juegos infantiles forman la imagen de uno de estos felinos salvajes.

Parque del Lince, próximo al Zoo de la Casa de Campo | P.O.

El parque está a la sombra. Tiene juegos para todas las edades. Incluso unos cojines de goma que al pisarlos emiten las notas musicales. Hay mesas y no muy lejos una fuente. Un buen lugar para pasar un rato en una mañana de calor.

CUATRO. La senda botánica. Tiene en total unos 4 kilómetros y hacerla con detenimiento, leyendo los paneles y mirando todos los árboles y plantas, está fuera de la paciencia habitual y aguante de un niño pequeño. Así que vamos a reducirla bastante.

Partimos de la zona de juegos infantiles cerca del aparcamiento del Lago de la Casa de Campo. Detrás de un chiringuito cerrado y abandonado empieza la senda botánica que discurre entre el Paseo de los Castaños y el de María Teresa.

Ciprés de Arizona, Olmo de Siberia, Ciruelo de Pissard, Chopo lombardo o un Cedro del Himalaya. Junto a adelfas, zarzamoras, majuelos o durillos. Decenas y decenas de especies botánicas autóctonas, invasoras, con usos ancestrales...

Panel de la Senda Botánica de la Casa de Campo | MADRID.ES

Siguiendo los paneles, algunos en no muy buen estado, y los carteles a los pies de los árboles y las plantas conocemos un poco mejor la naturaleza de la Casa de Campo. Con hacer los primeros 600 metros, muy frondosos, sería suficiente si vamos con niños.

El regreso se puede hacer por el mismo camino o por cualquiera de las sendas que van en paralelo a la señalizada. Acabaremos donde empezamos, el la zona de juegos infantiles.

CINCO. La garganta de la Casa de Campo. Conecta el entorno de Madrid Río con el Lago de la Casa de Campo, pero de una manera más amable que el duro trazado del Paseo del Embacadero que empieza en la Puerta del Rey y acaba junto al lago.

La garganta es eso, un camino hundido entre paredones herbáceos que corre a la sombra y que en vez del pavimentado de asfalto lo tiene de tierra sin compactar y restos vegetales.

Iniciamos el recorrido justo donde acaba el carril bici de la Avenida de Portugal, cerca del Café del Río de Madrid Río. La garganta empieza como una pista apta para peatones y ciclistas que discurre entre el vallado de la Huerta de la Partida y algunos edificios de la antigua Feria de Madrid reconvertidos en equipamientos municipales.

Inicio de la garganta de la Casa de Campo en las inmediaciones del lago | GSV

A poco más de 100 metros se abre a la izquierda un camino ya más natural que se desvía de la pista por la que veníamos. Nos adentramos en la garganta de la Casa de Campo. Aquí apenas notamos el bullicio de paseantes y ciclistas ni el tráfico que rodea el lago. Nos podremos cruzar con algún otro paseante o ciclista, pero nada que ver con la opción asfaltada.

Vamos ascendiendo con los terraplenes a ambos lados y en apenas 15-20 minutos, con bastante sombra, llegamos a las inmediaciones del embarcadero del lago. Es otro modo de ganar altura de manera cómoda hasta esta parte principal del gran parque metropolitano.

El lago de la Casa de Campo renueva sus barcas

La garganta se abre y acaba muy cerca de la glorieta en la que párrafos más arriba se indicaba el arranque del Paseo de los Castaños. Así que, si queremos, podemos conectar todos los recorridos propuestos.