La risa verdadera es muy beneficiosa para nuestra salud mental y física

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Cuando la risa es verdadera, puede ser muy beneficiosa para la salud tanto desde el punto de vista mental porque reduce el estrés, eleva el estado de ánimo y, en general, fomenta el bienestar psicológico, y desde el punto de vista físico porque reír estimula el sistema inmune, incrementa el umbral del dolor y es muy saludable porque acelera el ritmo cardiaco y aumenta el aporte de oxígeno al cerebro.

Según explican desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), algunos estudios han llegado a firmar que las personas risueñas tienen un 40 por ciento menos de problemas vasculares y que viven 4 años y medio más de media.

Por otra parte, diversos estudios han demostrado que el humor puede ayudar a ser más inteligentes, porque es una forma de ejercitar el cerebro. Habitualmente, la risa es considerada un fenómeno biológico normal y saludable. Sin embargo, la risa en casos excepcionales puede ser debida al síndrome de la risa patológica, en tal caso es debido al estrés, la ansiedad, la tensión o como consecuencia una lesión neurológica.

"La risa puede constituir un síntoma indicativo de patología cerebral, sobre todo si se presenta sin un estímulo específico, no se relaciona con un cambio afectivo o si su intensidad y duración están fueran de control. Es lo que se conoce como síndrome de la risa patológica, que también se puede trasformar en llanto o alternar ambos procesos", señala el doctor Manuel Arias Gómez, coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades e Historia de la SEN.

Enfermedades como el síndrome de Angelman, esquizofrenia, demencia, pero también epilepsia, ictus, esclerosis múltiple, ELA, Parkinson o tumores cerebrales, entre oros, pueden ser causas del síndrome de la risa patológica que puede manifestarse o bien como un inmotivado sentimiento de regocijo o como una disociación emocional voluntaria.

¿QUE OCURRE PARA QUE NOS RIAMOS?

Las nuevas técnicas de neuroimagen ha permitido conocer que el procesado del humor tiene lugar en tres etapas, que implican a varias regiones encefálicas: percepción de la incongruencia sorpresiva por parte de la región prefrontal dorsolateral y la unión temporoparietal del hemisferio dominante; activación del circuito de la recompensa y liberación de dopamina y cese de la desinhibición frontal no dominante que conduce a la risa.

"Cuando en lugar de la racionalidad cognitiva que nuestro cerebro espera percibir, lo realmente percibido es una incongruencia, se origina una controversia que, al ser detectada por el cerebro, éste se auto-recompensa. Y lo hace liberando dopamina, un neurotransmisor que nos produce sensación placentera.

Es decir, el humor está íntimamente ligado al sistema de la recompensa que también se activa con la comida, el sexo, las relaciones sociales y en las adicciones", explica Arias Gómez.

Neurológicamente esto es posible porque los músculos de la cara pueden ser movidos por dos partes diferentes partes del cerebro. "Por un lado las áreas motoras del cerebro, que son capaces de producir gestos conscientes y por otro, las zonas cerebrales responsables de las emociones que, en esta ocasión de forma involuntaria, también conectan con los músculos de la cara para producir expresiones que reflejan una emoción", añade el coordinador del Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la SEN, el doctor Marcos Llanero Luque.

Por otra parte, el humor está íntimamente ligado al desarrollo cognitivo; por eso, las personas de edades distintas se ríen de cosas distintas. "También está relacionado con la época y la cultura en la que vivamos y, por supuesto, con el carácter de cada individuo en particular. Además, las técnicas de neuroimagen también han visto que hombre y mujeres tienen distintas formas de procesar el sentido del humor", afirma.

Como curiosidad, las mujeres se ríen más y disfrutan más del humor porque la risa activa más en ellas dos áreas concretas del cerebro: las del lenguaje y las de memoria a corto plazo que, a su vez, tiene que ver con la forma en la que se gestionan las emociones; la inteligencia fluida y la capacidad creativa son capacidades que nos ayudan a tener un mayor sentido del humor; y los bebés comienzan a esbozar sonrisas a las cinco semanas de vida.