Personas ayudándose unas a otras a trepar por serpenteantes tuberías rodeadas de agua que llevan a un cohete es la imagen que preside la entrada de Pioneer Works, un espacio multidisciplinar de Brooklyn paradigma de que las relaciones humanas son clave en la resiliencia al cambio climático.
Con donaciones de 3,7 millones de dólares y la ayuda de los vecinos del barrio portuario de Red Hook (Brooklyn), el artista Dustin Yellin levantó un gran centro social y cultural de dos plantas con un extenso jardín sobre un antiguo vertedero en el año 2011, llamado a convertirse en punto de encuentro tanto de los habitantes más humildes como de los nuevos residentes "hípster".
El espacio, Pioneer Works, apenas había empezado a echar a andar cuando el huracán Sandy, ocurrido hace ahora cinco años, lo hizo añicos: inundó casi al completo la planta baja, destrozó equipos y materiales y dejó inutilizada la instalación eléctrica, explica Yellin a Efe.
Sin embargo, la imagen que el artista guarda de aquello no es la de su gran proyecto devastado, sino la de "los cientos de vecinos de Red Hook, de todos los colores y niveles económicos, que acudieron al local durante semanas a achicar el agua, subir arriba los artilugios que aún se podían rescatar, aportar generadores eléctricos o reparar los daños".
Gracias a esa respuesta vecinal colectiva y rápida -que ninguna administración política, desbordada por la supertormenta, fue capaz de dar- el centro "para las artes, la ciencia y la educación" Pioneer Works resurgió "una incubadora de creatividad", y acoge hoy a 2.000 estudiantes y emprendedores de un barrio, en el que siguen siendo mayoría las personas de color y los latinos.
Su caso ejemplifica la teoría cada vez más extendida entre sociólogos y psicólogos expertos en desastres naturales de que "los lazos sociales" son fundamentales para salvar vidas, y lo van a ser cada vez más en un futuro en el que el cambio climático traerá fenómenos meteorológicos extremos cada más frecuentes e intensos.
Uno los sociólogos que sostienen esta teoría es Eric Klinenberg, profesor de la Universidad de Nueva York, quien afirma que aquellos barrios socialmente cohesionados, con una red sólida de relaciones personales, salvarán muchas más vidas tras un evento climático extremo que los que no lo estén.
Klinenberg ha analizado el caso de la ola de calor que se cobró 739 vidas en Chicago en 1995, la mayoría de ellas en los barrios más pobres.
Sus hallazgos muestran que en dos barrios humildes adyacentes, con altas concentraciones de gente mayor y pobre, uno tuvo una tasa de mortalidad de 33 por 100.000 residentes y otro de 3 por 100.000, y que lo que marcó la diferencia fue "el notable mayor número de espacios para la convivencia (comercio local, iglesias, asociaciones, parques o restaurantes) que poseía el segundo".
"El barrio donde murieron más personas no fue más vulnerable porque en el viviera más gente pobre y más negros, sino porque no funcionaba como comunidad, y había perdido la cohesión social debido a la enorme pérdida de lugares para el encuentro que había experimentado en los últimos años", afirma el sociólogo.
En los cinco distritos que conforman Nueva York hubo buenos ejemplos, tras el huracán Sandy, de que los lazos humanos existentes en una comunidad, a través de la interacción y participación vecinal, son una de las mejores herramientas para protegerse de un desastre natural; aunque expertos reunidos por la Fundación Rockefeller en una conferencia sobre resiliencia coinciden en que Red Hook es el caso más paradigmático.
Allí tiene su base una de las abogadas que abandera el movimiento de justicia medioambiental y climática a nivel internacional, la puertorriqueña Elizabeth Yeampierre, quien considera que en la era del presidente de EEUU, Donald Trump, "tan amenazante para los más débiles, organizarse en comunidad, y fomentar la educación y la participación en los barrios" es la mejor herramienta de resiliencia al cambio climático.
Alex Washburn, exdirector de planificación urbana de la ciudad y vecino de Red Hook, cuyo estudio de arquitectura también quedó destruido por Sandy lo tiene claro: "La clave de la resiliencia es ambiental, conservando los ecosistemas que nos protegen, y sobre todo social, la gente de tu comunidad con la que has establecido lazos fuertes nunca te falla".