La sociedad española está "enferma" por la ideología de género, afirman los obispos

  • Dicen que los poderes públicos han contribuido a la extensión de la ideología de género que ha impregnado el ámbito educativo

Los obispos españoles aseguran que la sociedad española es una sociedad "enferma" por la ideología de género, a la que atribuyen un aumento de abortos, divorcios, explotación de mujeres y niños, anticoncepción, relaciones sexuales fuera del matrimonio, prostitución, violencia de género y las adicciones, en el documento 'La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar' que se ha presentado este miércoles.

"Las prácticas abortivas, las rupturas matrimoniales, la explotación de los débiles y empobrecidos --especialmente niños y mujeres--, la anticoncepción y las esterilizaciones, las relaciones sexuales prematrimoniales, la degradación de las relaciones interpersonales, la prostitución, la violencia en el ámbito de la convivencia doméstica, las adicciones a la pornografía, a las drogas, al alcohol, al juego y a internet, etcétera, han aumentado de tal manera que no parece exagerado afirmar que la nuestra es una sociedad enferma", afirman.

Asimismo, advierten de la ideología de género que encuentra sus orígenes en el feminismo radical, el informe Kinsey y el influjo de un cierto marxismo que interpreta la relación entre hombre y mujer en forma de lucha de clases, y al que se ha llegado por un proceso de "deconstrucción de la persona, el matrimonio y la familia" propiciado por "filosofías inspiradas en el individualismo liberal, así como por el constructivismo y las corrientes freudo-marxistas". Así, según indican, "primero se postuló la práctica de la sexualidad sin la apertura al don de los hijos: la anticoncepción y el aborto; después, la práctica de la sexualidad sin matrimonio: el llamado amor libre; luego, la práctica de la sexualidad sin amor; más tarde la producción de hijos sin relación sexual: la llamada reproducción asistida".

"CULTURA PANSEXUALISTA"

Para los obispos, el marco de fondo en el que se desenvuelve esta ideología es "la cultura pansexualista" de forma que "se considera bueno usar el sexo como un objeto más de consumo", algo que, según precisan, tiene "nocivas consecuencias" como "una cultura que no genera vida y que vive la tendencia cada vez más acentuada de convertirse en una cultura de muerte".

Los obispos constatan "con dolor" que en España los poderes públicos han contribuido, no pocas veces, con sus actuaciones a la extensión de la ideología de género que, según apuntan, también ha inspirado, a través de recomendaciones por parte de los más altos organismos internacionales y de ámbito europeo, algunas políticas de otros Estados en el mismo sentido. Además, alertan de que "se busca, sobre todo, impregnar de esa ideología el ámbito educativo" como en la asignatura de Educación para la ciudadanía.

MANIPULACION DEL TERMINO "MATRIMONIO"

Igualmente, remarcan que esta ideología se ha propagado mediante la manipulación del lenguaje que "enmascara algunas de las verdades básicas de las relaciones humanas" como ha ocurrido, a su parecer, con el término 'matrimonio' cuya significación "se ha querido ampliar hasta incluir bajo esa denominación algunas formas de unión que nada tienen que ver con la realidad matrimonial".

También han apuntado el término 'pareja' cuando se habla del matrimonio; la inclusión en el concepto de 'familia' de distintos "modos de convivencia más o menos estables, como si existiese una especie de familia a la carta"; la utilización de la expresión 'violencia de género' en lugar de 'violencia doméstica' o 'violencia en el entorno familiar' que son, según señalan, "expresiones más exactas, ya que de esa violencia también son víctimas los hijos".

Por otra parte, los obispos piden "una política demográfica que favorezca el incremento de la natalidad" pues, a su juicio, "los hijos son una contribución decisiva para el desarrollo de la sociedad, que debe ser reconocido adecuadamente por el Estado" y que las familias numerosas no sean "gravadas por falta de ayudas por parte de los poderes públicos" para luchar contra "el desierto demográfico del país".

Además, reclaman impulsar políticas familiares que permitan a las familias "disponer de la autonomía económica suficiente para poder desarrollarse", sobre todo, ante la situación de "precariedad en que se encuentra un número considerable de familias, a veces con todos sus miembros en paro, o las ilusiones de tantos jóvenes por formar una familia, truncadas por carecer de los recursos mínimos o haber perdido la oportunidad de conseguir la debida independencia económica".

Sobre las relaciones sexuales explican que la respuesta a la llamada del amor a través del lenguaje de la sexualidad, debe estar "abierta a la transmisión de la vida". Así, indican que hombre y mujer son "complementarios" y su unión debe estar abierta a "una plenitud mayor" y "respetar la dimensión unitiva y fecunda" y basada en "la donación".

En esta línea, apuntan que el amor conyugal es "un amor de entrega en el que sin dejar de ser erótico, el deseo humano se dirige a la formación de una comunión de personas" y, por tanto, afirman que "no sería conyugal el amor que excluyera la sexualidad o la considerase como un mero instrumento de placer". En cualquier caso, recuerdan que "la virtud de la castidad es imprescindible en la respuesta de la persona a la vocación al amor".

Concretamente, aclaran que el cuerpo y el alma constituyen la totalidad unificada corpóreo-espiritual que es la persona humana y que esta "existe necesariamente como hombre o como mujer" pues "no tiene otra posibilidad de existir".

Además, destacan que el matrimonio "no es un vínculo meramente visible, sino también moral, social y jurídico" y "no se reduce a una simple relación de convivencia o cohabitación". Asimismo, insisten en que "solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial".

FIDELIDAD "PARA SIEMPRE"

Igualmente, explican que esta unión debe tener también como característica necesaria la fidelidad "para siempre" en la prosperidad y en la adversidad y "ajeno a todo adulterio y divorcio". Los obispos citan el Concilio Vaticano II para añadir que debe "excluir cualquier intromisión de terceras personas --a cualquier nivel: de pensamientos, palabras y obras-- en la relación conyugal".

No obstante, advierten "no pocos" motivos de esperanza, como la "cada vez más extendida valoración positiva del bien de la vida y de la familia; los testimonios de entrega y santidad de muchos matrimonios; el papel fundamental que están suponiendo las familias para el sostenimiento de tantas personas, y de la sociedad misma, en estos tiempos de crisis; las multitudinarias manifestaciones en favor de la vida, las Jornadas de la Familia". Asimismo, destacan "el incremento de los objeciones de conciencia por parte de profesionales de la medicina que se niegan a practicar el aborto, la creación por ciudadanos de redes sociales en defensa del derecho a la maternidad y las reacciones de tantos padres ante la ley sobre 'Educación para la ciudadanía'".

Los obispos recuerdan que ya después de que el Papa Juan Pablo II, tras el Sínodo de Obispos sobre la misión de la familia, promulgara la exhortación apostólica Familiaris consortio, en 1981, la CEE publicó los documentos 'La Familia, Santuario de la Vida y Esperanza de la Sociedad' (2001) y 'Directorio de la Pastoral Familiar en España' (2003) en los que llamaban la atención sobre "la presencia en la legislación española de presupuestos que devaluaban el matrimonio, causaban la desprotección de la familia y llevaban a una cultura que, sin eufemismos, podía calificarse como una cultura de la muerte'.