Un equipo de investigadores españoles ha descubierto que la resistencia a los antibióticos puede transferirse de madre a hijo durante el embarazo y también a través del calostro (primera leche que da la hembra después de parir).
La investigación, publicada en la revista Journal of Developmental Origins of Health and Disease, ha hallado bacterias resistentes a antibióticos betalactámicos y a la tetraciclina en el meconio (las primeras deposiciones de los recién nacidos) y las heces de bebés de una semana.
La madre puede transmitir al bebé durante el embarazo y también a través del calostro bacterias resistentes a los antibióticos, que se alojan en el intestino del pequeño.
Esas bacterias no tienen por qué causar un problema inmediato en el bebé, porque son las bacterias que normalmente se establecen en el intestino, pero sí convierten el tracto digestivo en un "reservorio" de genes resistentes que se van acumulando y que pueden transmitirse a bacterias patógenas peligrosas, ha explicado a Efe la investigadora Pilar Francino, de la Fundación Fisabio.
Francino ha indicado que las bacterias se pueden transferir genes entre ellas y que cada vez hay más ambientes que se convierten en reservorios de resistencia a los antibióticos, por lo que la probabilidad de que las bacterias peligrosas terminen siendo resistentes es cada vez mayor.
Para llegar a esas conclusiones, los investigadores han analizado 20 muestras de meconio: en el 70 % de ellos hallaron resistencia a antibióticos.
También estudiaron las heces de 13 parejas de madres e hijos y el calostro de una madre y encontraron una alta prevalencia de genes de resistencia a determinados antibióticos.
"Tanto en el meconio como en el calostro hemos encontrado que se repiten algunas de las resistencias a antibióticos detectadas en la madre antes del parto; más adelante hemos comprobado que estas resistencias pueden desaparecer y aparecer otras nuevas", ha subrayado Francino, responsable del área de Genómica y Salud de la Fundación Fisabio.
En esta investigación han colaborado investigadores de distintas instituciones españolas.
Entre ellas, la Unidad Mixta en Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio) y el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València.
También el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con investigadores de la cohorte INMA (Infancia y Medio Ambiente) Valencia y de la Universidad de Copenhague.