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Precisamente son adolescentes y niños los más vulnerables al consumo excesivo de videojuegos.

La llegada de las vacaciones es un perioro delicado. Por ello, es importante delimitar el número de horas que pasan los niños con la consola o el ordenador. Les damos algunas claves.

En verano pantallas, sí. Pero ¿cómo?. Marcar reglas y tiempos estrictos. Sobrepasarlo excede el nivel de dopamina y tiene efectos perniciosos para el cerebro.

En España hay 30.000 personas hospitalizadas por la adicción a los videojuegos, pero cómo reconocerla.

Hay que dar alternativas de ocio. Y saber reaccionar cuando utilizan el argumento de soy el único que no puede.

Si no se marcan límites, el niño no va a parar. El equilibrio entre cariño, paciencia y autoridad parece ser la clave.