El Gobierno de Japón ha informado de que la accidentada central nuclear de Fukushima, epicentro de la crisis atómica, vierte a diario cerca de 300 toneladas diarias de agua radiactiva al mar.
La información llega después de que la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), mostrara su preocupación por la acumulación de agua altamente contaminada en los sótanos de los reactores, que se incrementa a diario por la filtración subterránea proveniente de las zonas colindantes.
No obstante, el Ejecutivo advirtió de que la mayor parte del agua contaminada vertida al mar se limita a las zonas cercanas a la central, cuyo puerto se encuentra aislado del mar abierto por diversos rompeolas y diques que protegen la planta.
Momentos antes del anuncio, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, había instado a su ministro de Industria, Toshimitsu Motegi, a elaborar un plan para asistir a la operadora de Fukushima en las labores para lidiar con las fugas de agua contaminada de la planta.
AGUA CONTAMINADA EN EL SUBSUELO
En este sentido, el Gobierno realizará próximamente una solicitud de fondos del presupuesto del próximo ejercicio fiscal para ayudar a financiar un proyecto que consiste en congelar la tierra alrededor del recinto para bloquear la salida del agua, según la agencia local Kyodo.
En línea con las informaciones publicadas por el Gobierno nipón, TEPCO ya admitió el pasado 23 de julio haber detectado por primera vez la filtración de agua radiactiva desde los sótanos de la central al mar, aunque precisó, en ese momento, que se trataba de una cantidad muy limitada en la zona del puerto frente a la central.
En este sentido, para TEPCO la mayor preocupación en la actualidad es la acumulación de agua contaminada en el subsuelo de los edificios de los reactores, inaccesibles en su mayoría debido a la alta radiación.
Ante la situación, el operador de Fukushima ha construido unas barreras subterráneas en los sótanos y ha comenzado esta semana a bombear y almacenar agua en los cerca de 1.000 tanques contenedores con los que cuenta en el complejo de la central.
Sin embargo, estos contenedores ya se encuentran cerca de su capacidad límite, por lo que el procedimiento de crear muros protectores mediante un proceso de congelación del suelo circundante se antoja como la medida más efectiva en este momento, según los expertos.
Tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, el peor desde Chernóbil en 1986, cerca de 3.500 trabajadores luchan a diario en la central japonesa para dar por concluida la crisis atómica, una labor que se estima se prologará durante los próximos 30 o 40 años.